“¿Tengo que perdonar de nuevo?” ¿Cuántas personas no lo han pensado? Y parece que un perdón nunca es suficiente. Pero ¿hasta cuándo debe pasar eso?
Una vez, Pedro, le preguntó eso a Jesús y Él respondió lo que a nadie le gustaría escuchar: debemos perdonar hasta 70 veces siete.
“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.” Mateo 18:21-22.
Si hiciéramos la cuenta llegamos al número 490, lo que serían 490 veces. ¿Será necesario perdonar a la misma persona todas esas veces? Sí, lo es. Pero, humanamente, es difícil que alguien cometa el mismo error tantas veces. Y eso fue lo que Jesús quiso decir: aunque alguien se equivoque todas esas cantidad de veces, es necesario perdonar.
¿Y si el error proviniera de usted? ¿En ningún momento llegaría a notar que necesita cambiar para no cometer el mismo pecado? ¿No estaría incómodo al ver el perdón tantas veces sobre usted?
Por eso perdonar y estar abierto al perdón es algo que todos debemos buscar. Es por la falta de perdón que el amor no encuentra lugar. ¿Cómo entrará en acción el amor, si hay quejas y la falta del deseo de estar en comunión con el prójimo?
“y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.” Mateo 24:12
El perdón está en la principal oración que Jesús nos enseñó, diciendo que si no perdonamos a alguien no tenemos derecho a ser perdonados por Él. Entonces, podemos decir que el perdón es una calle de doble mano, al mismo tiempo que perdonamos, también debemos estar abiertos a recibir el perdón de alguien y no guardar rencor.
Que hoy pueda recordar a cada persona que lo entristeció y pueda perdonarla verdaderamente. De esa forma su oración del Padre Nuestro será la más libre y liberada de toda su vida.
“Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.” Mateo 6:12.