La perseverancia es una herramienta para lograr lo que uno quiere.
Dios liberó a Su pueblo de los egipcios enviando diez plagas.
Josué rodeó las murallas de Jericó trece veces.
Elías hizo siete oraciones para que lloviera.
Naamán se sumergió siete veces en el río Jordán para poder curarse de la lepra.
Hoy, las cadenas de oración son la mejor forma de poner en práctica la perseverancia.
Acérquese a la Iglesia Universal más próxima a su domicilio y empiece una cadena de oración para resolver cualquier problema que esté afectándole.
¡El secreto es empezar, obedecer y perseverar hasta el final!
“Sufrí durante 30 años, pero perseveré y fui libre”
Susana Ríos: “Desde que nací viví enferma, quería ser feliz, me puse de novia y quedé embarazada, pero mi mamá me obligó a abortar. Eso me traumó, e intenté suicidarme cuando estaba embarazada de mi segundo hijo.
Tenía reuma, el médico me dio pastillas para dormir. Mi pareja se volvió alcohólico, se iba todo el fin de semana y me dejaba con mis hijos. No teníamos dinero, él llegaba y rompía todo. Mi marido me golpeaba, me arrastraba de los pelos, amenazaba con matar a mis hijos delante de mí.
Terminé yéndome con mis tres hijos a la casa de mi mamá, él me denunció y me quitó a mis dos hijos mayores. Con el tiempo rehice mi vida sentimental, pero los problemas continuaban. Nuestro departamento fue embargado y mi esposo se enfermó del corazón.
Cuando me acerqué a la Universal comencé a participar de las cadenas de oración porque necesitaba una salida, de esta manera fui superando todos los problemas. Logré perdonar, fui sanada, mi marido también, mis hijos regresaron a vivir conmigo, pude tener otro hijo, porque por mis problemas de salud era algo imposible. Hoy tenemos siete departamentos, un auto y saldamos todas las deudas. Valió la pena perseverar en las cadenas de oración”.
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