“Andaremos una distancia de tres días de camino en el desierto, y ofreceremos sacrificios al Señor nuestro Dios, tal como Él nos manda. Y Faraón dijo: Os dejaré ir para que ofrezcáis sacrificio al Señor vuestro Dios en el desierto, solo que no vayáis muy lejos. Orad por mí.” Éxodo 8:27-28
Vea la astucia del diablo: Faraón pidió oración, pero limitó el sacrificio.
Él sabe que solo la oración no funciona, y si el sacrificio no fuera completo, tampoco va a funcionar.
Así es fácil separar los tres grupos de personas existentes en la iglesia.
1°- Aquellas personas que solo quieren oración.
2°- Aquellas personas que supuestamente “sacrifican”.
Supuestamente porque lo que presentan, lo presentan con limitaciones.
Y lo que el diablo no quiere es que se sacrifique de manera correcta.
3°- ¡Aquellas que son todo por TODO!
¡Es el todo de ellas por el TODO de DIOS!
Es el sacrificio verdadero.
En el TODO de DIOS, lo principal es el ESPÍRITU SANTO.
Es ÉL Quien nos hace reinar y dominar sobre el pecado y la muerte.
Sin el ESPÍRITU SANTO, lo que la persona conquista, lo pierde.
El ESPÍRITU SANTO hace hoy lo que la Presencia de Dios hizo en el pasado.
La zarza se tornó una maravilla y el Sinaí, la habitación del Altísimo.
Así sucede con todos aquellos que deciden ser del 3° grupo.
¡Y la elección es nuestra!