Si ha tenido piedras en el riñón (también llamada cálculo renal), debe saber lo doloroso que puede ser. Pero la buena noticia es que la mayoría de las piedras o cálculos renales se expulsan fuera del cuerpo sin que haya que recurrir a un médico, pero, a veces, hay piedras que no se pueden eliminar solas.
La piedra se puede quedar en el riñón o puede desprenderse e ir bajando a través del tracto urinario. La intensidad de la sintomatología (dolor) está generalmente relacionada con el tamaño del cálculo. En ocasiones se produce su expulsión casi sin sintomatología.
Los cálculos pueden quedarse trabados en uno de los uréteres, en la vejiga, o en la uretra, produciendo la sintomatología de dolor (cólico nefrítico), disuria (dificultad al orinar), o signos como hematuria (presencia de sangre en la orina).
La frecuencia de nefrolitiasis por sexo es de un 13% para el hombre y 7% para la mujer.
La función de los riñones
La función de los riñones es recolectan los desperdicios de nuestro organismo. Cada día, los riñones procesan unos 200 litros de sangre para eliminar, aproximadamente, 2 litros de agua sobrante y desperdicios. El agua sobrante y los desperdicios se convierten en la orina, que baja hacia la vejiga a través de tubos llamados uréteres. La vejiga urinaria acumula la orina hasta que usted va al baño.
Los desperdicios que se encuentran en la sangre vienen del desgaste normal de los músculos activos y de los alimentos que uno come. El cuerpo utiliza los alimentos como fuente de energía y para repararse a sí mismo. Una vez que el cuerpo ha tomado lo que necesita de los alimentos, lo que no se puede usar pasa a la sangre. Si los riñones no eliminaran estos desperdicios, se acumularían en la sangre y le harían daño al organismo. Además de eliminar los desperdicios, los riñones ayudan a controlar la presión de la sangre. Ayudan también a formar los glóbulos rojos de la sangre y a que los huesos se mantengan fuertes.
Existen diferentes tipos de cálculos renales y su causa exacta depende del tipo:
Los cálculos de calcio son los más comunes. Ocurren con mayor frecuencia en los hombres y aparecen generalmente entre los 20 y 30 años de edad. Es probable su reaparición. El calcio puede combinarse con otras sustancias como el oxalato (la sustancia más común), fosfato o carbonato para formar el cálculo. El oxalato está presente en ciertos alimentos. Las enfermedades del intestino delgado aumentan el riesgo de formar cálculos de oxalato de calcio.
Los cálculos de cistina pueden formarse en personas con cistinuria. Este es un trastorno que se da en familias y afecta tanto a hombres como a mujeres.
Los cálculos de estruvita se encuentran principalmente en mujeres que tengan una infección urinaria. Estos cálculos pueden crecer mucho y obstruir el riñón, los uréteres o la vejiga.
Los cálculos de ácido úrico también son más comunes en los hombres que en las mujeres y pueden ocurrir con gota y quimioterapia.
Tratamiento
Los objetivos del tratamiento son aliviar los síntomas y prevenir síntomas posteriores (los cálculos renales que son muy pequeños usualmente desaparecen por sí solos). El tratamiento varía según el tipo de cálculo y la gravedad de los síntomas. Las personas con síntomas severos podrían requerir hospitalización.
Prevención
Si tiene antecedentes de cálculos renales, tome abundante líquido (entre 6 y 8 vasos de agua al día) para producir suficiente orina. Dependiendo del tipo de cálculo, es posible que sea necesario tomar medicamentos u otras medidas para evitar que los cálculos se vuelvan a presentar.
Es posible que sea necesario cambiar la alimentación para evitar que algunos tipos de cálculos vuelvan a aparecer.