¿Usted conoce a alguien que nunca dice “no” a nada? ¿O ya ha convivido con aquella persona que concuerda con todo y difícilmente impone sus ideas? Al contrario de lo que muchos piensan, quien normalmente actúa de esa forma no siempre es solo una persona bondadosa, sino alguien que tiene en su interior un miedo exacerbado de no sentirse aceptado por los demás.
“El deseo de ser amado hace que niños y adultos busquen ser gentiles y colaboradores para ser reconocidos por los demás. Por supuesto que formar parte de un grupo es fundamental para la supervivencia. El problema surge cuando esta búsqueda es exagerada y acarrea sobrecarga y frustración”, explica la terapeuta cognitivo conductual, Suse Camacho.
Quien con frecuencia cambia de opinión para no contrariar a las personas o tiene actitudes que no condicen con su carácter para sentirse perteneciente a un grupo, necesita estar alerta. “Al tener ese tipo de comportamiento no se tiene en cuenta el propio criterio. Otras actitudes que caracterizan la inseguridad de no sentirse aceptado son las de prestar dinero, ropa, equipos electrónicos, objetos personales, etc., comprometerse a hacer desplazamientos (transporte hacia algún lugar) en momentos inadecuados y fuera de su alcance, realizar trabajos físicos y/o mentales para terceros, sobrecargándose a sí mismo sin el debido reconocimiento, entre otros”, añade la especialista.
Actitudes así son peligrosas porque vuelven a la persona sumisa al otro, generando dependencia emocional, pérdida de la identidad y agravando la baja autoestima. “La persona cree que nadie la amará si demuestra lo que realmente piensa. Es un desgaste físico y emocional no creer en sus propias ideas. Habrá siempre una tensión y una inseguridad, mucha ansiedad y estrés, que acarrean problemas de salud y de relación”, explica la especialista.
La necesidad de imponerse
Flávia Maria Sousa Wariss (en la foto de al lado), de 35 años, empresaria, cuenta que sufrió durante muchos años por depender de la aceptación de los demás. “No confiaba en mí misma y por eso no ponía en práctica las ideas que tenía. No me vestía como quería y hacía lo que a los otros les parecía mejor porque siempre me preocupaba por lo que irían a pensar. Perdí varias oportunidades y llegué hasta interrumpir el curso de Derecho, que me gustaba mucho, por darle oídos a puntos de vista contrarios a los míos”, recuerda.
Además de dejarse llevar por la opinión ajena, ella tampoco sabía decir no. “Vendí un auto para pagar la deuda de una persona solo para tenerla cerca. Perdí bienes materiales, adquirí deudas para ayudar a amigos y familiares”, cuenta.
Esa dependencia emocional trajo sufrimiento y muchas dudas. “Me estaba sintiendo perdida con respecto de lo que iba a hacer en mi vida y mi fondo del pozo fue cuando perdí todo económicamente. En ese momento, cuando tuve dificultades, las personas a las cuales tanto buscaba agradar me dejaron sola”, lamenta.
En la búsqueda de intentar entender por qué actuaba de esa forma, Flávia hizo una reflexión con respecto a su trayectoriade vida. “Ya estaba casada y percibí que esa inseguridad me acompañaba desde la infancia. Eso porque crecí siendo disminuida por mis padres y siempre quise llamarles la atención de alguna forma”, recuerda.
Cansada de vivir rehén del pensamiento de los demás, la empresaria decidió tomar una actitud. “Estaba disgustada, exhausta de estar siempre a la sombra de las personas, vivía con un grito preso dentro de mí. Ya iba a la Universal, pero hace dos años que pude librarme de ese sufrimiento al descubrir mi valor. Aprendí a decir no y a tener equilibrio. Incluso, mi próximo paso es retomar el curso de Derecho. Hoy no necesito más de la aprobación de nadie, solo la de Dios”, concluye.
Cambie a partir de hoy
La felicidad es individual y usted no debe permitir que nadie dirija su vida más allá de Dios. Las personas se equivocan, fallan, algunas son egoístas, pero quien vive para agradar a Dios no se decepciona. Pídale a Él que le dé fuerzas para vencer la baja autoestima y el miedo al rechazo. Cuando comience a creer que es valioso, el miedo de no ser aceptado va a desaparecer y usted se sentirá realizado y completo. Elija construir una vida de éxito, porque vivir a merced de la aprobación de cualquiera es condenarse al fracaso.
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