Sabemos que el Santuario del Dios Vivo es en los Cielos, pero el Altar es el lugar elegido por Dios en la Tierra para simbolizarlo. Sea grande, bello e imponente o pequeño y simple, una vez que esté consagrado y allí esté escrito JESUCRISTO ES EL SEÑOR, este lugar representa las manos del Altísimo, la Salvadora Diestra del Altísimo.
“Que el Señor te responda en el día de la angustia. Que el Nombre del Dios de Jacob te ponga en alto”. Salmos 20:1
Hoy nosotros somos Jacob. Dios le dio a él, que llegó a engañar y también sufrió el dolor de ser engañado, la oportunidad de aprender una y otra vez de sus errores, así como nosotros, seres humanos imperfectos que engañamos y somos engañados. Dios, en Su infinita compasión y misericordia le dio a Jacob la oportunidad de conocerlo y ser transformado. Hoy podemos copiar este Salmo y poner en el lugar del nombre de Jacob nuestro nombre.
- El Santuario es el lugar elegido para quitarnos la depresión, las enfermedades, las deudas, la soledad, los traumas, los complejos y ponernos en un lugar alto, para salir del lugar de criatura que es problemática, incompleta, frustrada hacia el lugar alto de hijo de Dios que es seguro, en paz, con certeza de lo más importante, de lo que vale más: la certeza de la Salvación.
- Este es el lugar elegido por Dios, extraordinario, pero Él no va a nadie, somos nosotros los que tenemos que ir a Él entrando en el Santuario.
Pero ¿cómo debemos entrar en el Santuario?
- Con la conciencia limpia, que nada lo acuse, porque si nada lo acusa es porque usted reconoció su error, a quien engañó, o perdonó a quien lo había engañado o lastimado, y así su conciencia se queda limpia y en paz.
- Con las manos limpias y corazón puro. El corazón puro es sin dudas, sin ansiedad, sin nadie ocupando el primer lugar, donde no puede estar la pareja, los hijos, los padres, los hermanos, sino Dios, el Señor Jesús que dio la vida por nosotros, que resucitó por nosotros.
- Las manos limpias, no tocar lo que es de Dios, las primicias; no negándole lo que Él nos pida como voto, como ofrenda especial.
“Que desde el Santuario te envíe ayuda…”. Salmos 20:2
Que usted sienta la mano del Altísimo, la atención del Altísimo. Que cuando usted entre en Su Santuario Él le envíe la ayuda que familiares, amigos, políticos o vecinos no le pudieron proporcionar…
“… y desde Sión [Su Santuario] te sostenga”. Salmos 20:2
Cuando entramos en el Santuario del Dios Vivo, bajo Su Nombre, lo hacemos con la conciencia limpia, con el corazón puro y con las manos ocupadas, no vacías, porque Dios dijo que nadie se presentará ante Él de manos vacías. Así que mis manos Le estarán presentando a Dios lo que Él me pida, la materialización de mi fe.
- Mi fe es abstracta, pero cuando yo decido obedecer la Palabra de Dios y ofrendar voluntariamente lo que Él me pide, demuestro que mi fe no es mental, verbal, religiosa, emocional, sectaria, manipulada, sino asumida, bíblica, que solo me hace bien porque Él me sostiene en el Santuario.
“Que se acuerde de todas tus ofrendas, y halle aceptable tu holocausto”. Salmos 20:3
Dios le dice: “Yo sé lo que hiciste por Mí, perdonaste a aquella persona, no pagaste el mal con el mal, oraste por tus enemigos, no murmuraste, no blasfemaste, no te alejaste de Mi presencia cuando fuiste presionado, perseguido, humillado. Así que, Yo me acuerdo de tus ofrendas y hallo aceptable tu holocausto. Tu entrega fue sincera, tu holocausto fue total”.
“Que te conceda el deseo de tu corazón, y cumpla todos tus anhelos”. Salmos 20:4
Por eso el Altar es un lugar que solo subimos 2 o 3 veces al año, porque está consagrado, para que, cuando usted suba con la conciencia limpia, el corazón puro y las manos presentándole a Dios lo que Él le ha demandado, Él le conceda los deseos de su corazón y todos sus anhelos.
“Nosotros cantaremos con gozo por tu victoria, y en el nombre de nuestro Dios alzaremos bandera”. Salmos 20:5
¿Cuál es la victoria que necesita? ¿Cuál es la guerra que está enfrentando en su mente, en su corazón, en su hogar, en su trabajo, en su vida? Esa victoria Dios se la concederá cuando entre en el Santuario, suba al Altar, porque dice:
“Que el Señor cumpla todas tus peticiones. Ahora sé que el Señor salva a Su ungido; le responderá desde Su santo Cielo, con la potencia salvadora de Su diestra”. Salmos 20:5-6
Usted debe saber lo que pedirá, pero también lo que va a ofrecer.
- Por eso, debe orar pidiéndole a Dios que le revele lo que tiene que pedir, no pida según su mente, o siguiendo los impulsos de su corazón, sino de acuerdo con lo que Él le muestre.
Si yo sé que lo que estoy pidiendo está de acuerdo con Su Palabra, que es Su Voluntad, y que lo que voy a ofrecer es lo que Él quiere que yo ofrezca, cuando entre en el Santuario, suba al Altar, estaré cara a cara con Dios. Y Lo veré, veré la respuesta, después de presentarle mi petición junto a mi ofrenda voluntaria.
Obispo Júlio Freitas