La ansiedad, al igual que la depresión, es un problema que afecta a una gran parte de la población mundial. Año tras año, pese a las campañas de concientización, los casos de ansiedad y de depresión aumentan considerablemente. Esto, sin duda, tiene una explicación: las personas no se sienten satisfechas con sus vidas.
Es paradójico que mientras más el ser humano busca la felicidad, más triste y abatido se siente. Por otro lado, esta constante búsqueda por sentirse pleno está acompañada de actitudes que demuestran ingratitud. Porque si la persona no valora ni aprecia lo que el Señor Jesús hizo y hace por ella, tampoco Lo reconocerá cuando conquiste cosas extraordinarias.
Hay celebridades y empresarios con mucho poder adquisitivo que viven sumergidos en la depresión. Esto explica que la adquisición de bienes materiales o la realización de los sueños personales no garantizan la felicidad. Y, aunque tener metas y alcanzarlas es importante, si la persona no aprecia lo que Dios ya le dio, como la salud, la vida, la familia, el trabajo, los alimentos, entre otras cosas, no se sentirá en paz consigo misma, porque la insatisfacción le será una carga pesada y difícil de llevar.
Una nueva manera de ver las cosas
Empiece hoy a ver el lado bueno de la vida y observe cómo Dios estuvo con usted durante todo este tiempo, porque, hasta las cosas más simples, como el sol que sale todas las mañanas, son una demostración de Su existencia y de Su bondad.
Ser agradecido no significa que no hará nada para que su vida cambie, ¡al contrario!, será una evidencia de su fe y su confianza en Dios, además de su amor por Él.