Para la columnista Núbia Siqueira, “el equilibrio genera armonía y crecimiento, mientras que el desequilibrio lleva a la caída y, muchas veces, provoca traumas”. Ella explica que nuestra naturaleza fácilmente transita entre los dos extremos.
“Ser una persona actualizada y bien informada es provechoso, pero ser alguien que solo tiene ese tipo de contenido es un desastre. No es bueno vivir rebosando de información, tampoco vivir alejado de todo. Ser una persona sensible para percibir el sufrimiento ajeno, expresar condolencias y ayudar es excelente, pero ser sensible al punto de ser llorona, débil, que no controla sus emociones, es un problema”, explica.
Núbia cita el desafío de un equilibrista como referencia. “Cuando pienso en la palabra equilibrio, imagino al equilibrista de circo andando en la cuerda floja y dejando a todos boquiabiertos con su habilidad. A pesar de todas las fuerzas opuestas empujándolo, él sigue caminando”.
Con moderación
La Biblia nos muestra la importancia de cuidar el equilibrio, como puede verse en 2 Timoteo 1:7: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”. En otras palabras, Dios nos dio espíritu de equilibrio.
¿En qué punto ha sido desequilibrada? ¿No logra vencer la obesidad porque come de más? ¿Hace cualquier cosa en nombre de la estética? ¿Su autoestima es un ascensor, que sube y baja todo el tiempo? ¿No logra controlar sus emociones? ¿La ansiedad la domina? ¿Se desarma ante la primera dificultad que aparece en su camino? Es usted la que más pierde con esas actitudes. Parece que nada es lo suficientemente bueno; no logra sentirse completa y no es capaz de encontrarse.
En Dios podemos encontrar la orientación correcta para no ceder a los pensamientos que nos impulsan a la falta de equilibrio. Al final, lidiar con los desafíos y saber actuar ante los conflictos que surgen fuera y dentro nuestro es una decisión personal.
La presentadora Viviane Freitas, en su blog, afirma que existen algunos secretos para alcanzar el equilibrio. En realidad, es un ejercicio que involucra a la razón y a la emoción, y la receta es muy simple: “cuando usted es equilibrada, va hacia lo que le hace bien”.
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