Al meditar en la Palabra de Dios, el Espíritu Santo nos da una visión más amplia y clara sobre la razón por la cual existe tanto sufrimiento en el mundo y la respuesta para muchos «porqués» respecto a los problemas, las enfermedades y la maldad.
Pero la realidad es que el mundo está en desorden y las personas, generalmente, Le echan la culpa a Dios por sus fracasos y aflicciones. No Lo estoy defendiendo, al fin y al cabo, Él no necesita que Lo defiendan. Sin embargo, estoy aquí para aclarar la raíz del mal en la vida de las personas. Podemos notar lo que Jesús les dijo a los religiosos y fariseos, que eran hipócritas:
«Sois de vuestro padre el diablo y queréis hacer los deseos de vuestro padre…» (Juan 8:44).
Así como Dios es el Padre de la Verdad, el diablo es el padre de la mentira. Entonces, quien busca sacar provecho de las mentiras está, en el fondo, sirviendo al diablo y, por eso, sufre con tantos problemas.
En cambio, cuando la persona conoce la Palabra de Dios, que es la Verdad, y la sigue, aunque pase por problemas y dificultades en este mundo, al ser guiada por la luz y tener la luz, evita caer en los agujeros y abismos del mal.
De esta manera, existe una diferencia entre el que sirve a la verdad y el que sirve a la mentira. Tanto es así que Dios afirmó que haría la diferencia entre quienes Lo sirven y quienes no.
Entonces, evaluá tu vida y tomá la decisión correcta por tu propio bien, porque quien sirva a Dios, que es el Espíritu de la Verdad, tendrá vida; pero quien sirve al espíritu de mentira cosecha las desgracias que vemos en el mundo y su final será el infierno.
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