Dios no es adorado por medio de imágenes, pero Él elaboró símbolos para que los seres humanos pudieran comprender mejor Su mensaje.
Cuando observamos el Tabernáculo, construido para albergar el Arca de la Alianza –que es la representación del Altísimo entre Su pueblo-, notamos que toda esa estructura apuntaba a la venida del Salvador, el Señor Jesús, a este mundo.
Tanto el Pentateuco de la Biblia como los profetas -es decir, básicamente el Antiguo Testamento- hacen referencias al Sacrificio del Señor Jesús en la cruz y la nueva alianza entre la humanidad y el Creador.
Por eso el Señor Jesús, cuando estuvo en forma de hombre, observó:
“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí.” Juan 14:6
Para comprender lo que Él quiso decir, debemos primero entender qué es el “Camino”, la “Verdad” y la “Vida”.
El Camino
En los tiempos de Moisés, antes de que una persona entre el Tabernáculo había una puerta que se llamaba “Camino”.
Al entrar por esa puerta -es decir, al ser lavados por el sacrificio del Señor Jesús en la cruz-dejamos el mundo de pecados atrás, fuera del Tabernáculo.
Después de esa puerta, encontramos el Altar de Bronce, donde en el pasado las personas dejaban una ofrenda al Creador. Allí, Él nos enseña que nuestra naturaleza humana también debe morir.
La Verdad
Entonces, después de lavarnos, encontramos otra puerta: la “Verdad”. El Señor Jesús vino al mundo para traernos la verdad. Para enseñarnos el verdadero camino de adoración.
En el Tabernáculo, después de esa puerta hay otros símbolos que nos conectan al Altísimo y que formaban parte de la rutina de los sacerdotes. Allí, debería haber sinceridad y pureza espiritual.
La Vida
Y, por último, había una tercera puerta: la “Vida”. Esa puerta era la entrada al “Santo de los Santos”, dentro del Tabernáculo. En este lugar especial -que solo el sumo sacerdote podía entrar- estaba el Arca de la Alianza.
En la Biblia, también vemos que solamente el Señor Jesús puede conceder la fuente de agua para la vida eterna (Juan 4:14).
Por lo tanto, el Señor Jesús aclara con esta afirmación que solo a través de Él podemos entrar al “Santo de los Santos” para convertirnos en un santuario que Lo adora en espíritu y en verdad (Juan 4:23). Por Él alcanzamos la plenitud del Reino de los Cielos.
Usted también puede visitar la réplica del Tabernáculo de Moisés en la parte externa del Templo de Salomón. Programe una visita.