Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de Mí, y sé perfecto. Génesis 17:1
¡Entonces es posible ser perfecto! Basta con andar en la presencia de Dios…
Pero ¿cómo hacerlo todos los días, a toda hora? Ese es el tema, ¡es casi imposible! No porque Dios lo dificulte, sino porque nosotros tenemos inclinaciones que nos llevan a salir de Su presencia.
Es muy común, después de un día trabajoso, incluso dentro de la Obra de Dios, que el siervo de Dios quiera “descansar”, y no hay nada de malo con eso, a no ser por la forma que normalmente descansamos, que no es la más apropiada.
Vemos eso cuando estamos en el Ayuno de Daniel y nos alejamos de las informaciones y de todo tipo de entretenimiento del mundo, ¿cómo generalmente descansamos? Buscando una película cristiana para ver. Es decir, queremos descansar de forma tercerizada, como si alguien pudiese proporcionarnos el descanso mental que tanto necesitamos. Pero no. Durante el tiempo de aquella película cristiana, no estábamos descansando, sino entreteniéndonos.
El entretenimiento ha sido la mayor fuente de distracción de los últimos tiempos y, por no siempre aparentar algún mal, lo aceptamos como una forma de relajarnos. Lo que no siempre entendemos es lo que este nos lleva a hacer, que es salir de la presencia de Dios.
Esto es muy nítido cuando sucede entre las personas, como, por ejemplo, cuando uno está con alguien que está todo el tiempo con el celular. Ella puede estar allí a su lado, pero uno sabe que esa persona no está con usted. Es lo mismo que sucede con Dios. Él está allí, pero ¿acaso usted está en la presencia de Él?
Estar en la presencia de Dios no es estar de rodillas todo el día orando, sino estar en espíritu de oración. Claro que tenemos muchos quehaceres en el día, pero eso no significa que no podemos estar en espíritu.
El problema es que, en el fondo, creemos que ya sabemos todo, es por eso que no siempre incluimos a Dios en nuestro día a día… y es por eso también que no somos perfectos.