El Imperio Romano se expande cada vez más y ya llegó al pueblo judío. Es característico de este ejército no destruir a la población local conquistada, en vez de eso, cobran impuestos. Por eso, cada judío debe cumplir su obligación de pagar los tributos debidos a los romanos.
Caminando por Capernaúm, Jesús vio en el banco de los tributos públicos al cobrador Mateo. El muchacho también era judío, pero trabajaba para los romanos. Su elección lo hacía ser repudiado por su pueblo – Jesús sabía eso, y sabía que Mateo necesitaba ayuda.
Volviéndose hacia el cobrador, Jesús simplemente le pidió que Lo siguiera. Y fue lo que Mateo hizo.
El surgimiento de los impuestos
Los Estados – así como el Imperio Romano, citado anteriormente – tienen muchas obligaciones que cumplir con la población y con otros Estados. En caso de la población, por ejemplo, necesita proveer buenos servicios de salud, seguridad, educación, entre otros, y esto tiene un costo. Para pagar esos valores, el Estado se los cobra a la población, por medio de los impuestos.
Sin embargo, no siempre los tributos recaudados vuelven a la población en forma de buenos servicios. En el Egipto Antiguo, por ejemplo, los impuestos sobre una piedra preciosa (llamada Porfirio) era garantía de gran lujo para la reina Cleopatra en su palacio.
Avanzando un poco en el tiempo, precisamente en el período feudal, era muy común que los siervos (campesinos) habiten las tierras de los señores feudales (que eran ricos y tenían poderes bélicos), pero, para eso, necesitaban pagar los tributos con trabajo y mercaderías. Según el historiador Georges Dyuby, mientras más prospera la comunidad, mayores eran los impuestos, y eso generaba mucha rebelión popular.
Obviamente, el sistema feudal estaba en bancarrota, pero el concepto principal – de crear un poder, que cobrara impuestos y se revirtiera en favor de todos – fue transferido a los gobiernos modernos, en forma de países.
No obstante, la manera de cobrarse los impuestos cambió al pasar los años. En el siglo XV, en Florencia, Italia, por ejemplo, un tipo de cobranza parecido al que tenemos hoy surgió entre los ciudadanos. La diferencia es que no era calculada sobre los ingresos, sino sobre la capitalización.
En Gran Bretaña, en el siglo XVII, los impuestos financiaron muchas guerras entre Inglaterra y Francia. Ese tipo de impuesto ya no era cobrado sobre la capitalización, sino sobre los ingresos de los ingleses.
Sin embargo, el estadista británico William Pitt modificó el cálculo de la tasa, que pasaría a ser sobre los gastos. Entonces no importaba el tamaño de los ingresos, porque el cobro era hecho sobre lo que se gastaba – un impuesto que quedó conocido como Income Tax. Este sistema también fue adoptado por otros países, uno de ellos fue Alemania.
Pero la inspiración para el modelo de impuesto cobrado en la actualidad vino de Francia, y surgió en 1916. En ese sistema, el contribuyente presenta una declaración y es calculado un primer impuesto, según el origen de cada ingreso, habiendo también la posibilidad de un impuesto complementario.
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