El cáncer de piel usualmente se divide en no melanoma (carcinoma basocelular o carcinoma espinocelular) y melanoma. El carcinoma basocelular es el más común, tiene baja mortalidad y puede ser curado cuando es detectado de manera temprana. Ese tipo de cáncer surge con más frecuencia en zonas expuestas al sol, como el rostro, las orejas, el cuello, el cuero cabelludo, los hombros y la espalda. Puede desarrollarse también en áreas no expuestas. El carcinoma espinocelular (CEC) es el segundo con más prevalencia entre todos los tipos de cáncer. Puede desarrollarse en todo el cuerpo aunque es más común en las áreas expuestas al sol. Normalmente, la piel en esas zonas presenta señales de daño solar, como pliegues, cambios en la pigmentación y pérdida de elasticidad.
El cáncer espinocelular es dos veces más frecuente en hombres. Así como otros tipos de cáncer de piel, la exposición excesiva al sol es la principal causa de enfermedad, pero no la única. Algunos casos están asociados a heridas crónicas y cicatrices, uso de drogas antirrechazo de órganos trasplantados y exposición a agentes químicos o a la radiación.
Normalmente los CEC tienen coloración rojiza y se presentan en forma de abultamiento duro, puede presentar un aspecto escamoso, o sangrar y desarrollar una costra. Su apariencia es similar a las verrugas. Solo un médico especializado puede dar un diagnóstico preciso.
Un tipo menos frecuente de cáncer de piel es el melanoma tiene el peor pronóstico y el más alto índice de mortalidad. Aunque las chances de cura llegan a ser de más del 90% cuando el diagnóstico es temprano. En general, tiene la apariencia de un lunar o una marca en la piel. Sin embargo, cuando se trata del melanoma, el lunar cambia de color, de forma, de tamaño o puede sangrar. Por eso, es importante observar la piel constantemente y consultar a un dermatólogo en caso de sospecha.
El factor hereditario desempeña un papel central en el desarrollo del cáncer de piel. Por eso, familiares de pacientes diagnosticados con melanoma deben someterse a exámenes preventivos de manera regular. El riesgo aumenta cuando hay casos registrados en familiares de primer grado.
Como evitarlo
Algunas medidas importantes para prevenir el cáncer de piel son el uso diario del protector solar contra los rayos UVA y UVB; evitar la exposición al sol entre las 10 y las 16 h y consultar a un dermatólogo mínimo una vez al año para realizarse un examen completo.
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