La palabra clave de este capítulo es “pan”. Aparece 19 veces. El episodio comienza con el hambre de las personas que se reunieron en un lugar remoto para oír a Jesús. Llama la atención la manera como Él probó a los discípulos antes de la multiplicación de los panes:
“¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Pero esto decía para probarle; porque Él sabía lo que había de hacer.” Juan 6:5-6
Dios siempre sabe muy bien lo que va a hacer. Todos los días de nuestra vida ya son de Su conocimiento. Sus planes respecto de nosotros son siempre buenos. Sin embargo, muchas veces Él deja que la situación avance para ver cuál será nuestra reacción, nuestra respuesta. Es entonces que muchos pierden a fe, se desesperan, intentan resolver las cosas con las propias manos.
Felipe enseguida agarró la calculadora e hizo cuentas. Cinco mil hombres más las mujeres y los niños… Ni 10 mil pesos alcanzarían para que comieran todos.
Andrés fue más proactivo. Encontró a un muchacho que tenía cinco panes y dos peces pero enseguida señaló que eso no era nada para la multitud.
Felipe representa a las personas calculadoras, que quieren pruebas de todo para creer. Fue este mismo Felipe que tres años después de ya andar con Jesús, Le pidió: “Señor, muéstranos al Padre, y eso nos basta” Y Jesús le respondió sorprendido: “Hace tanto tiempo que estoy con ustedes, Felipe, ¿y tú todavía no Me conoces? Quien Me ve a Mí ve también al Padre. ¿Por qué es que dices: ‘Muéstranos al Padre’? (Juan 14:8,9)
A esas personas les cuesta mucho creer porque están más apoyadas en lo que pueden ver, entender y tocar. Pasan la vida oyendo hablar de Dios pero no Lo conocen.
Andrés representa a las personas que incluso creen, pero con límites. Ven más el tamaño del problema que el poder de Dios.
A veces somos Felipe, a veces Andrés.
A veces somos la multitud hambrienta que solo busca a Jesús cuando está con hambre. A veces somos como los judíos que incluso después de comer del pan que Jesús les ofreció, Lo abandonaron cuando Él los llamó para un compromiso mayor, para hacer de Él el alimento diario para sus vidas.
Abra sus ojos. Mire más allá de lo que es físico. Confíe en Dios en medio de la necesidad. Reaccione bien en los momentos de prueba. Entréguele a Él todo lo que usted tiene.
A quien coma de ese Pan, nunca le faltará nada – y aún ganará la vida eterna al final.
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