Hay quien dice que una “mentirita” no le hace mal a nadie, aún más cuando se trata de trabajo, pero el Señor Jesús dice en Juan 8:32.34: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?
Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
Él deja claro que la verdad no es algo que debe ser dicho apenas en casa, pudiendo mentir en horario comercial, o sea en el trabajo, sino que ella debe ser un principio de todo aquel que desea agradar a Dios, pues ella es lo que libera a la persona de la esclavitud espiritual. Sin contar que una mentira siempre pide otra para cubrir a la primera, haciendo que usted se convierta en sierva del pecado.
Además de eso, Dios es lo suficientemente poderoso para hacer que usted encuentre un trabajo en el que no sea necesario mentir para agradar a los demás, en el que pueda ganar su sustento con la conciencia tranquila ante los hombres y Dios.
En la Iglesia Universal hay testimonios de personas que por no aceptar mentir terminaron siendo respetadas y hasta promovidas por sus respectivos jefes, exactamente por el buen carácter presentado en un momento de decisión.
“Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.”, (Juan 8:44)