En una época en que el tiempo apremia, la puntualidad es una exigencia cada vez mayor. Ser puntual inspira credibilidad, organización y responsabilidad, por eso, cumplir con los horarios pautados fortalece su reputación en el trabajo.
Una investigación reciente, realizada por la Universidad de San Francisco, en Estados Unidos, mostró que una de cada cinco personas sufre problemas de horario. Si usted reconoce que es una persona impuntual, lea estos consejos para transformar sus atrasos en puntualidad.
En primer lugar, lo correcto es revisar la rutina diaria. De esa forma, podrá descubrir si hay tiempo perdido entre sus tareas.
Organícese. La desorganización está directamente relacionada con los atrasos. Mantenga ordenadas las cosas que usa a diario para no demorarse buscándolas. Prepare la ropa que va a usar al día siguiente para no desperdiciar tiempo.
Duerma y aliméntese bien. Cambie su alimentación por una más saludable y trate de ir a la cama temprano. Ocho horas de sueño pueden hacer maravillas.
Esté atento al tránsito. Siempre puede haber imprevistos que compliquen el traslado hacia su lugar de trabajo. Una obra, un accidente o una protesta pueden arruinar su cronograma si no sale con anticipación.
Recuerde: quien es puntual tiene potencial para crecer.
Resultados de la cadena
Serafín: “Llegué al Congreso para el Progreso muy endeudado, en el fondo del pozo. Haciendo caso a los consejos que recibí en la reunión pude empezar a saldar mis cuentas. Hoy, gracias a haber recibido la Dirección de Dios pude pagar todas mis deudas, logré mi sueño de tener mi auto 0 km completamente pagado, no le debo nada a nadie”.
Hugo: “Antes de participar del Congreso para el Progreso vivía en un hotel, estaba endeudado, el sueldo que recibía no me rendía, no me alcanzaba para nada. Participando del Congreso del Progreso pude conquistar lo que soñaba, mi auto 0 km. Tiempo atrás era imposible comprarlo. También tengo un proyecto para construir una casa en el interior con mi esposa gracias a recibir la Dirección de Dios”.
Alicia: “Estaba con un problema económico muy grave. Tenía mi negocio y mi auto, pero no era fiel a Dios, usaba el diezmo para otras cosas, y al tiempo perdí el auto. No era constante en las cadenas. La situación no mejoraba, entonces, un proveedor me llamó para pedirme el negocio si no le pagaba.
Hice un voto de ser fiel a Dios y determiné que no iba a perder mi negocio. Empecé a generar ganancias y a pagar mis deudas. Gracias a haber recibido la Dirección de Dios no perdí nada más y estoy creciendo”.
Congreso para el progreso, todos los lunes a las 8, 10, 16 y especialmente a las 20 h en Av. Corrientes 4070, Almagro.
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