Nadie desea ser una persona derrotada. Al contrario, todo el mundo siempre quiere ser muy exitoso en todas las áreas de la vida. Todos tienen planes y metas que alcanzar. Todos tienen ambición, unos más, otros menos. Sin embargo, las ganas de progresar son unánimes.
Muchos todavía creen que el éxito profesional, familiar y económico es sinónimo de victoria. Y por concentrarse en esa búsqueda por las conquistas que traerán la comodidad material se olvidan de otro aspecto que es indispensable en la vida de cualquier persona: el lado espiritual.
La cuestión espiritual no es más que la relación entre el hombre y el propio Dios. Cuando existe esa comunión con el Creador, todo fluye con más facilidad. El problema es que muchos quieren solo las bendiciones que Dios puede proporcionar, pero no están dispuestos a pagar el precio de sacrificar sus voluntades para agradarlo.
La profesora Aline Cristina de Carvalho de Martins, de 24 años, pasó por esa experiencia de priorizar todo en detrimento de la vida con Dios. Pero ella cosechó las consecuencias de esa elección.
Importancia
Aún joven, a los 15 años, Aline ya estaba casada. Ambiciosa, deseaba alcanzar una vida exitosa, ya que su infancia fue marcada por las precarias condiciones económicas de la familia.
Con 16 años, ella comenzó a trabajar en una escuela como auxiliar de clases. Aline se esforzaba y dividía su tiempo entre el trabajo, el estudio y las tareas de la casa. La rutina era pesada, sin embargo el sueño de conquistar una vida estable y de éxito era la explicación para tanto empeño.
Ella decidió buscar ayuda en la Universal cuando comenzó a tener peleas en su matrimonio. Por poco Aline no se separó de su marido.
Ella comenzó a hacer las cadenas y pronto alcanzó la transformación de su matrimonio. Lo que llamó la atención de la joven fueron las reuniones del Congreso para el Progreso, encuentros para quién quiere alcanzar el éxito económico. “Sabía que existía una reunión específica el día lunes para quien desea prosperar. Ser exitosa era mi objetivo y allí estaba yo”, afirma.
Aline iba casi todos los días a la Universal, menos los miércoles, cuando se realizaban las reuniones denominadas Noche de la Salvación. “Mi vida estaba avanzando, pero yo tenía un vacío. Pensaba que si ya estaba conquistando algo, ya era una persona victoriosa”, recuerda.
Ella pensaba que no le faltaba nada. Aline finalizó sus estudios e ingresó a la universidad. La vida económica ya no era motivo de vergüenza, porque ella disfrutaba de comodidades y de muchas cosas que no tuvo en la infancia.
Incluso después de dos años y seis meses de frecuentar a la Universal, Aline aún no había priorizado su vida espiritual. “No conversaba con nadie, no me involucraba en nada. Iba a las reuniones para buscar a Dios, pero era como si mi cuerpo estuviese allí y mi mente estuviera lejos”, relata.
La ficha cayó
Aline no entendía la necesidad de tener como socio al propio Dios. Ella aún no había reconocido la importancia de acercarse y de estrechar la relación con el Creador. Incluso con una vida aparentemente perfecta, ella aún se sentía triste y con innumerables conflictos.
“Me di cuenta de la necesidad de cambiar después de mucho tiempo. Yo tenía lo que tanto había deseado, pero no era suficiente, porque no tenía lo principal, que era la comunión con Dios”, cuenta.
Fue a partir de esa reflexión que ella se dio cuenta de que no era una persona victoriosa, que aún le faltaba algo que solamente el encuentro con Dios podría suplir. “En ese momento, mi enfoque era la vida espiritual. Aprendí que si cuidaba esta área las otras fluirían”, relata.
Aline comenzó a priorizar las reuniones de miércoles. A palabra transmitida por el pastor sobre la fe y sobre tener a Dios como su Verdadero Amigo abrió la visión de la profesora. Hoy, ella se considera una persona realizada y victoriosa.
Aline es la prueba de que vencedor no es aquel que obtiene solamente las conquistas materiales, no es el empresario exitoso, el profesional reconocido, no es aquel que tiene innumerables automóviles y casas, sino aquel que encuentra en Dios el fundamento para toda la vida.
En la parábola de las diez vírgenes, solo 5 valoraron el encuentro con el Novio, que es Jesús. Por eso, esta reunión será para aquellos que están interesados en convertirse en la fuente de Dios en este mundo, para tener el Agua de la Vida fluyendo en su interior. Prepárese espiritualmente y participe.
Ingrese aquí y encuentre una Universal más cercana a usted para participar.
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