Cuando yo le daba a Cristiane el tratamiento del silencio, era porque no sabía lidiar con el enojo por algo que ella había hecho. Me hubiera ayudado mucho en aquellas ocasiones, que ella me preguntara: “¿Qué fue lo que hice que te irritó?”
No habría resuelto mi forma equivocada de lidiar con el enojo (algo que solo resolví años después), pero me hubiera ayudado por haberme sentido escuchado. Quien da el tratamiento del silencio, por increíble que parezca, quiere ser oído.
Pero solo oiga, no comience otra pelea… Busque entender cuáles son los botones que usted está apretando en su compañero para evitarlos la próxima vez.
Importante: use la pregunta exactamente como fue dicha anteriormente, y con el tono de voz que demuestre un real interés de oír.
Quien le da el tratamiento del silencio al compañero tiene una inhabilidad de manejar las emociones. Aún no aprendió a lidiar con el enojo y otras emociones negativas. El consejo que doy aquí no resolverá el problema de esta persona, sino que ayudará a quien convive con ella a minimizarlo.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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