No siempre es tarea fácil hablar de un tema polémico y, al mismo tiempo, tan específico. Algunos discursos terminan gastándose y no alcanzan el objetivo esperado. En estos casos usar la creatividad puede ser una solución eficaz. Un ejemplo de eso sucedió a fines del mes pasado, cuando una profesora británica encontró una manera inusual para hablar a sus alumnos sobre el bullying.
Usando dos manzanas, Rosie Dutton pidió que sus alumnos describiesen las semejanzas entre las frutas. Pero, sin que los alumnos supiesen, antes de llevarlas al aula, ella golpeó una de ellas en el piso repetidamente. “Agarré la manzana que había tirado al piso y comencé a decirle a los niños lo cuanto me desagradaba, lo cuán asquerosa me parecía, que tenía un color horrible. Y les dije que deberían insultar a la fruta”, cuenta.
A los niños les pareció extraño el pedido, pero comenzaron a pasarse la manzana entre los compañeros, siempre con un insulto: “debes tener gérmenes dentro de ti”; “eres apestosa”; “ni sé porqué existes”, entre otros. Enseguida, la profesora animó a los niños a pasarse entre sí la segunda manzana. Y les pidió que fueran gentiles. “¡Qué linda cáscara!”; “¡qué lindo color tienes!”; “eres una manzana adorable “, fueron algunas expresiones.
Después, la profesora tomó las dos manzanas y, con los niños, habló sobre sus semejanzas y diferencias. Las dos continuaban iguales. Rosie cortó las frutas al medio. La fruta elogiada era clarita, fresca y bien suculenta por dentro, pero la manzana insultada estaba toda golpeada y blanda internamente.
“Creo que los niños tuvieron una especie de iluminación en aquel momento y realmente entendieron. Lo que vimos en el interior de las manzanas, lo golpeado, los pedacitos partidos, era como cada uno de nosotros se sentía cuando alguien nos maltrata con sus acciones o palabras”, dijo la profesora en una publicación en Facebook.
Al hablar sobre la experiencia, ella afirmó que logró que los niños observen el mal que pueden causar con el bullying. “Cuando las personas sufren bullying, especialmente los niños, se sienten pésimas por dentro y, muchas veces, no demuestran ni dicen cómo están sintiéndose. Si no hubiésemos cortado aquella manzana para ver su interior, nunca habríamos notado cuánto dolor le causamos”, afirmó Rosie.
Todos saben que el bullying es un problema mundial y puede suceder en todos los contextos donde hay interacción de personas: en la escuela, en la facultad, en el trabajo y en la familia. Generalmente, hay una tendencia de no admitir la existencia de esta práctica, disfrazada de broma, pero negarlo no lo resuelve.
Niños y adolescentes que son víctimas de esta práctica pueden convertirse en adultos con sentimientos negativos y baja autoestima, se vuelven personas que suelen tener problemas en las relaciones y pueden desarrollar comportamientos agresivos. Se sabe que en casos extremos las víctimas pueden cometer suicidio.
Por eso, es necesario hablar sobre el tema. Iniciativas como la de la profesora son constructivas y ayudan a inhibir esa práctica. Ella da un ejemplo para que, desde pequeños, los niños aprendan sobre el mal que hace el bullying y que él lastima a las personas por dentro.
El efecto del bullying parece imperceptible, por lo menos en un primer análisis, pero no quiere decir que no haya consecuencias malas, por más que los resultados de la práctica parezcan invisibles para muchos.
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