Esta pregunta es algo que a muchas las incomoda, a otras les causa desdén. Y la vieja respuesta aparece: “no le debo nada a nadie”. Claro que quienes no tienen nada que perder no se intimidan con esta pregunta, pero tienen una responsabilidad con el buen nombre que deben tener.
Nuestra reputación también es una manera de ganar almas. Cuando tenemos esa conciencia, ¡ganamos almas sin palabras! Nuestras actitudes y nuestro carácter son sumamente importantes, pues el mundo está lleno de palabras, es así como marcamos la diferencia.
¿Qué les parece sorprender a esas personas que, aun sin conocernos, ya tienen una opinión incorrecta de nosotras? Qué tal sonreírles, caminar una milla más, perdonar, escuchar, dar… en fin, ¡qué tal mostrarles que no estamos preocupadas por lo que los demás piensen de nosotras, sino que estamos dispuestas a mostrar que somos de Dios!
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