Muchas personas ya oyeron hablar de la parábola del hijo pródigo, el hijo es muy importante en la historia, pero la actitud del padre del joven también llama la atención.
“Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.” (Lucas 15:20)
El padre del hijo pródigo no interfirió en su decisión de partir. Él podría tranquilamente obligarlo a que se quede y evitar que el hijo hiciera alguna tontería, porque él tenía autoridad para hacerlo, pero aún así, le concedió su deseo.
En la tribulación, en el dolor, el joven decidió volver a su casa. El joven, humillado, pensó en volver a trabajar en la hacienda de su padre como empleado, porque era mejor que morir de hambre.
Sin embargo, su padre no le dijo que durmiera en el establo o en las habitaciones de los siervos. Cuando lo vio llegar cargado de sufrimiento, muy diferente de aquel que un día fue su lindo y saludable hijo, le devolvió al joven el lugar de antes. La misma ropa lujosa, las mismas joyas, la misma comida. Incluso hizo una fiesta.
Así también es Dios. Él siempre recibe a los caídos, Él rescata a Sus hijos que, un día, como el hijo pródigo, creyeron que no lo necesitaban más. Por amor, dejó que se fueran. Por amor, los recibió nuevamente.
Si usted se encuentra alejado y desea volver a los brazos de Dios, participe este domingo 7 de agosto en la “Fiesta del Hijo Pródigo”, que se realizará a las 9:30h en el Templo de la Fe, Av. Corrientes 4070 – Almagro y en la Universal más cercana a su hogar. Ingrese aquí y vea la dirección de las iglesias.
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