Lo que prueba mi fe:
- No es lo que sé.
- No es lo que siento.
- No es lo que digo.
- No es lo que deseo.
- No es lo que entiendo.
- No es la Palabra que enseño.
- Es hacer la Voluntad de Dios.
En otras palabras, saber, sentir, decir, desear, entender y enseñar no prueban que tengo fe, sino cuando decido practicar la Voluntad de Dios.
«Hijos míos, que nadie os engañe; el que practica la Justicia es justo, así como Él es Justo». 1 Juan 3:7
Hacer la Voluntad de Dios significa practicar lo que Él nos Pide, obedecer Su Palabra, cueste lo que cueste.
Y el mayor ejemplo de esta obediencia se puede verificar en este Fragmento Bíblico, en el que Jesús Le dice a Su Padre:
“Padre Mío, si es posible, que pase de Mí esta copa; pero no sea como Yo quiero, sino como Tú quieras”. Mateo 26:39
En otras versiones, la palabra “copa” figura como “trago amargo”, “copa de sufrimiento” o “copa de amargura”. Se puede entender que, en ese momento, Su carne gemía de dolor por saber lo que sucedería, aun así, priorizó la Voluntad del Padre sobre la Suya.
Jesús debió pasar por el Sacrificio para Ser un ejemplo de Perseverancia y Victoria.
Lo mismo sucede en nuestra vida, nuestra fe es probada a través del sacrificio diario de lo que Dios nos Pide, que implica renunciar todo lo que nos desvía de lo que a Él Le agrada.
Si perseveramos haciendo Su Voluntad, venceremos las adversidades, alcanzaremos la realización en todas las áreas de nuestra vida, principalmente en la espiritual, por medio de la Salvación de nuestra alma.
Ahora, evaluá cómo está tu fe, ¿estás dispuesto a sacrificar tu vida para cumplir la Voluntad de Dios?
El sacrificio al principio puede doler, pero la recompensa de la obediencia le trae gozo al alma.
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Ob. Julio F.