En una pequeña localidad, hay personas intentando, a un alto costo, hablar sobre la Palabra de Dios. No hay Biblias para todos, sino algunos versículos bíblicos copiados en pedazos de papel. Están arrugados, es muy cierto, de tanto que fueron doblados y guardados celosamente de bajo de la ropa. Afuera, algunos vecinos están al acecho para saber si se trata de cristianos.
Todos hablan bajo, disfrazan la voz, tienen todo el cuidado para que nadie los descubra. No muy lejos de ahí, en algunas escuelas, niños son agredidos con palmetas, para que nieguen el nombre de Jesús.
En otros rincones del mismo pueblo, casas e iglesias son incendiadas, habitantes y fieles son golpeados, quemados vivos y, hasta, descuartizados. Sin embargo, todos ellos, pueden librarse de las barbaries si tan solo renunciaran a la fe en Cristo.
“Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.” Juan 15:18-19
En países como Corea del Norte, Afganistán, Arabia Saudita, Somalia, Irán e India, no son raras escenas como esas, contra los cristianos. En esos lugares, el simple hecho de poseer una Biblia ya es motivo para que la persona sea enviada a prisión y ser condenada por muchos y muchos años a trabajos forzados en campos de concentración.
Mientras tanto, por mucho menos, muchos que se dicen cristianos y viven en plena libertad religiosa en sus países, abandonan la fe por innumerables razones que consideran ser ‘justificables’: decepción, mentiras, enfriamiento espiritual, pecado etc.
Y usted, ¿cree que para seguir a Jesús no es necesario el sacrificio?
¿Qué haría usted si fuera tratado peor que un animal, sin acceso a la comida o al agua y sin el más valioso alimento espiritual, que es la Palabra de Dios? ¿Qué haría si fuera amenazado de ser lanzado vivo en una hoguera; si fuera descuartizado o atacado con un cuchillo; si su iglesia fuera incendiada; si su propia casa fuera destruida, si fuera baleado; se presenciara la tortura de sus familiares; si tuviera que abandonar todo y esconderse en la selva, siendo inocente; o si fuera considerado la escoria porque lucha para preservar su fe? Frente a todo eso, se reusaría a negar el Nombre de Jesús o diría: “Aunque me maten no te dejaré”
“He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán” Mateo 10.16-17
Seguir a Jesús no es fácil, por eso, es esencial es sello del Espíritu Santo. Con Él, la debilidad es transformada en fuerza y el dolor en júbilo de alegría. Solo con el bautismo la persona es capaz de enfrentar cualquier persecución o dificultad personal y salir ilesa, a pesar de un período aparentemente tumultuoso.
Y si aun así, usted dice que su lucha es casi insoportable, hay una promesa de Dios para aquellos que perseveraran en la fe, hasta el fin:
“He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.” Apocalipsis 3:11