Claudia Aquino soñaba con ser feliz en su vida sentimental, proyectaba un futuro maravilloso junto a la persona con quien había iniciado una relación, había señales que le indicaban que no sería como lo había planeado y con el paso del tiempo se dio cuenta de que estaba viviendo la misma historia de sus padres en su matrimonio. Mucho antes de casarse con su novio, él ya la agredía verbalmente, pero tenían la ilusión de ser felices. Al principio todo iba bien, pero comenzaron los problemas y no lograban resolverlos.
“Había discusiones y terminábamos a los golpes, él me golpeaba y yo me defendía con lo que tenía a mano. Recuerdo que él tomaba, fumaba y me enteré por terceros de que también se drogaba. Era muy difícil la situación porque él se iba de casa y hacía vida de soltero sin importarle nada, eso despertaba en mí unos celos terribles. Por toda esta situación terminé volviéndome una mujer depresiva, sufría con dolores de cabeza y de estómago, llegué a vomitar sangre por los nervios”, cuenta Claudia al recordar esa relación conflictiva.
Ella lloraba todo el tiempo porque no podía manejar la situación, y tomaba aún cuando estaba esperando a su hijo. “Una vez mi pareja intentó ahorcarme estando embarazada, mi cuñado lo detuvo, sino me mataba. Me golpeó tanto que me produjo hemorragias”, cuenta conmovida.
El sufrimiento era muy grande, por lo que Claudia intentó suicidarse tomando pastillas, cortándose las venas y tirándose bajo el tren. Como ya era insostenible estar juntos, se separaron varias veces y ella buscó ayuda en la casa de los espíritus. Hizo trabajos para la pareja con miel y velas, pero la relación empeoraba cada vez más. Fue así hasta que ella recibió una invitación que cambiaría su vida para siempre.
“Me invitaron a la Universal, me acerqué porque necesitaba ayuda, comencé a participar de las reuniones decidida a cambiar de vida, quería vencer la depresión y todo lo que me afectaba. Fui aprendiendo a usar mi fe, entregué en las manos de Dios lo que había sido motivo de tantas tristezas y Él fue sanando las heridas de mi corazón y quitando la tristeza. El pasado quedó atrás y logré salir adelante, me convertí en una mujer fuerte, decidida, volví a proyectar un futuro y hoy me encuentro casada, con una vida en armonía, el cambio se produjo cuando tomé la actitud de luchar por una vida diferente, cuando busqué al Único que podía revertir cualquier situación”, finaliza sonriendo junto a su esposo.
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