Muchas personas intentan convencer a un ser querido para que busque a Dios, pero se frustran porque no lo lograron. ¿Cuántas madres les exigen a sus hijos que conozcan la Palabra pero no ven el resultado? ¿Cuántas esposas reclaman que luchan por el cambio de sus maridos, pero ellos no las oyen?
Eso sucede porque el ser humano no tiene la capacidad de convencer a alguien para que deje de tomar actitudes equivocadas, como cometer pecados e injusticias. Ese papel de convencimiento es del Espíritu Santo.
Usted puede enseñarle a la persona el camino de la fe. Sin embargo, solo el Espíritu Santo le señalará los errores al punto de que ella entienda que necesita realmente cambiar. “Si usted convive con ese tipo de persona y ya intentó convencerla de la verdad, probablemente no tuvo éxito. Y nunca lo obtendrá. Si por casualidad, usted logró que alguien cambie de opinión, puede estar seguro de que ese alguien no se convirtió realmente, porque fue convencido por un ser humano y no por Dios”, escribió el obispo Macedo en su blog.
¿Cómo hacer, entonces, que el Espíritu Santo convenza a su ser querido para cambiar? Siga luchando por la regeneración de su ser querido, por medio de oraciones, propósitos, ayunos y expresiones de fe. Pero tenga sabiduría para lidiar con él, demostrando un comportamiento que pueda servir como ejemplo, como explicó el obispo Odivan Pagnocelli. “No sirve intentar convencerlo con “la fuerza del brazo”. Lo que debe hacer es tener una vida verdaderamente cristiana, siendo ejemplo en todo y buscando mostrar a Dios en sus actitudes, no con palabras. Sobre todo porque el mayor testimonio es el que vivimos y no el que decimos”, resaltó.
Él destacó que la persona debe depositar toda la confianza en Dios, sin dudar de la acción del Espíritu Santo. Usted no puede decir que confía y, en el momento que ve los problemas en aquel familiar, reclamar o tomar actitudes precipitadas. Tiene que oír Su voz y dejarlo actuar cuando Él dice que todo está bajo Su control.”
Los domingos a las 7 y 9:30h, en todas las Universal, los obispos, pastores y obreros claman para que todos los presentes tengan un encuentro con Dios. Vea la dirección de la Universal más cercana a su domicilio.
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