Scottie Scheffler, un joven norteamericano de tan solo 26 años, es el actual número uno del ranking mundial de golf, deporte muy popular en su país y bastante conocido aquí. Sin embargo, hay una característica que lo hace ser un campeón diferente de los que solemos ver actualmente. Mientras que la mayoría exhibe su ego inflado, su narcisismo crónico, su bienestar económico, sus escándalos sexuales, sus vicios y su falta de respeto por las reglas y la jerarquía, Scottie se junta al selecto grupo de los que mantiene la humildad y reconocen lo más importante, que Dios es el primero en sus vidas.
Scottie tuvo un excelente desempeño este año y venció algunos de los principales torneos de golf de la temporada.
No obstante, la historia muestra que él se sujetó a la dirección Divina desde el comienzo y que busca rodearse de personas de la misma fe tanto dentro como fuera del ámbito deportivo.
Después de una performance envidiable en las temporadas anteriores, Scottie buscó un nuevo caddie (término usado en el golf tanto para un entrenador como para un asistente o, en algunos casos, para ambos simultáneamente). Él le planteó al veterano Ted Scott, ya retirado, un argumento que ayudó al entrenador a aceptar el contrato: «Quiero un caddie cristiano». Ambos se conocieron durante un estudio bíblico. Ted, que ya había «colgado los palos», oró con su familia durante dos semanas hasta que, con la seguridad fundamentada en la dirección Divina, le dijo que sí al joven golfista.
¿El resultado? El 10 de abril, Ted llevó a Scottie a ser el campeón del Masters 2022 de Augusta National Golf Club, en Georgia, una de las competencias más difíciles e importantes del mundo. Claro que el joven no logró la victoria sin enfrentar guerras.
«No estoy listo»
Aun con un entrenamiento de primera y con las victorias anteriores, algunas horas antes del Masters de Augusta, la duda sorprendió a Scottie. Él sudaba frío, estaba nervioso e incluso lloraba mientras decía que no estaba listo. Su esposa, Meredith, que está siempre a su lado, le preguntó: «¿Quién eres tú para decir que no estás listo? ¿Quién soy yo para decir que sé lo que es mejor para mi vida?». En ese momento, salió de escena la presión por la gran responsabilidad que tenía y entró la seguridad dentro de la cabeza del deportista: «Dios tiene todo bajo control, el Señor me está guiando, y, si esté es mi momento, lo será».
La soleada mañana de domingo en el Augusta National fue «larga, muy larga», según Scottie, que fue conquistando hoyo a hoyo con sus golpes. Él superó hasta al propio veterano Tiger Woods, quien volvía oficialmente a las competencias después de un largo periodo fuera del campo por las secuelas de un accidente automovilístico y un escándalo conyugal. Scottie venció el torneo y recibió el tradicional saco verde de Augusta, una honra que solo se le concede a los más grandes del golf. La victoria en el Masters fue la cuarta del joven en los últimos seis eventos principales de esta rama del deporte, cerrando, de esta manera, un periodo de dos meses de mucha dedicación.
Al recibir el saco y mostrar el trofeo, Scottie no demostró la arrogancia que demuestran algunos campeones. Además de las sonrisas estampadas en los rostros de Meredith y Ted, sus palabras captaron la atención de millones de personas: «Todo se remonta a mi fe. La razón por la cual juego golf es porque intento glorificar a Dios y todo lo que Él hizo en mi vida. Por eso, para mí, mi identidad no es una puntuación obtenida en el golf. Como Meredith me dijo esta mañana: “Si ganas este torneo hoy, si pierdes por diez golpes o si no ganas un torneo nuevamente, aun así, te amaré, porque aún serás la misma persona”».
Las palabras del joven repercutieron en la página golf.com, una de las más respetadas del deporte. «Es fácil, cuando escribimos la historia de un juego, saltar cualquier tipo de mención a Dios por parte de los protagonistas, sin embargo, cuando Scheffler habla sobre su fe, es en un contexto equilibrado, con lo cual, en este año de locura y mucho ruido en el golf, su sistema de prioridades es vigorizante. Él no aparece como una persona que solo se preocupa por sí misma “yo, yo y yo” o como un jugador de golf que solo busca más, más y más.»
Causa y efecto
Lo que le sucedió a Scottie se puede entender a partir de una reflexión que el obispo Edir Macedo hizo en su blog: «Cuando usted prioriza el Reino de Dios en su vida, antes que a su familia y que sus necesidades físicas y emocionales, está probándole su fe a Dios. Cuando escucha y obedece Su voz, haciendo lo que es correcto, abandonando la mentira, los chismes, las malas lenguas, los juzgamientos, el odio, el resentimiento, y practica los principios de la fe cristiana, está buscando primeramente el Reino de Dios y confiando que Él suplirá todas las demás cosas en su vida».
Además, según el obispo, «el Reino de los Cielos está abierto para nosotros a fin de garantizar que viviremos allí durante toda la eternidad. Mientras tanto, el Reino de Dios nos proporciona lo que necesitamos en esta tierra, porque es una promesa del Altísimo. Que el Espíritu Santo abra su entendimiento», como lo hizo con Scottie, «porque, si usted entiende esto y lo practica, toda su vida cambiará».
En concordancia con el obispo, Ted Scott, en un podcast, dijo: «Muchas veces, las personas piensan que, si se vuelven cristianas, Dios les hará todo más fácil, pero eso no es así. Sin embargo, tener al Dios del universo, al Creador a su lado les dará más fuerza para lidiar con todo. Los principios de la Biblia son algo que, cuando usted los usa, puede verlos manifestándose en su vida».
Es una pena que el golf no sea tan popular en Argentina, porque el público de aquí podría haber visto al Altísimo brillar en la imagen de un humilde campeón que sabe quien gobierna y en la sonrisa de una joven pareja que permanece unida tanto en las crisis como en las conquistas. También hubieran visto, antes del primer golpe, a Ted ayudar a disipar la presión de un atleta, abriendo su tradicional overol blanco de caddie y exhibiendo lo que estaba escrito en su remera verde: «Dios tiene todo bajo control».