¿Quién no escuchó el dicho popular “una mentira lleva a otra”? Esa práctica acaba de ser comprobada científicamente por los neurólogos de la Universidad College London (UCL), en Reino Unido. De acuerdo con el estudio británico, la tendencia de quién miente una vez es mentir cada vez más, porque la resistencia del cerebro en practicar el acto nuevamente se va haciendo menor. En el experimento, se alentó a los voluntarios a que mientan repetidamente y el resultado sorprendió incluso a los propios investigadores.
Durante la experiencia, 80 voluntarios vieron fotos de vasos con diferentes cantidades de monedas de un centavo. Les dijeron que aconsejen al compañero- un actor, desconocido para ellos y que había visto las mismas imágenes desfocadas- sobre el dinero que había en los vasos. Al responder honestamente, eran recompensados.
Después, en una segunda etapa, la mentira fue recompensada con lucros para ambos y, en un tercer experimento, se explicó a los participantes que el fraude perjudicaría solamente al compañero. “Los participantes se diferenciaron mucho en el grado de desvío de la verdad, pero la mayoría de los participantes tuvo en común el hecho de que cayeron en un padrón de mentiras y aumentaron la intensidad de ellas a lo largo del tiempo. Las personas mentían cuando ambos podían sacar provecho. Si la situación beneficiaba solo a uno, y perjudicaba a la otra persona, se mentía menos”, dijo la científica Tali Sharot, coautora del estudio.
¿Por qué algunos mienten?
Para la psicóloga Karin Cristina da Silva, de 48 años, que trabaja en el área clínica, existe una relación muy cercana entre la mentira y la recompensa. “Individuos con comportamientos manipuladores buscan argumentar y convencer a las personas dentro de sus relaciones personales con la finalidad de obtener beneficios para sí. De esta manera terminan desestructurando a la familia, amigos y compañeros de trabajo. El manipulador identifica al otro como un objeto, utilizando el comportamiento egocéntrico con diferentes métodos de persuasión”, explica.
Para la especialista, el acto de mentir es, muchas veces, considerado normal por la sociedad, pero las consecuencias pueden ser muy graves cuando una mentira es contada como verdad o el hecho debe ser aceptado como verídico. “Muchas veces, mentimos porque la verdad no nos conviene, para no lastimar a las personas, para evitar conflictos entre terceros, o por tantos otros motivos que puedan existir. El miedo del castigo es probablemente la causa más común para las mentiras. Después de hacer algo que el individuo cree que es reprobable o susceptible de castigo, la mentira surge como una forma de evitar la penalidad”, afirma.
Consecuencias
Y fue exactamente la sucesión de mentiras en un grado cada vez mayor que casi terminó con el matrimonio de Lucimar y Jefferson de Carvalho, ambos de 26 años. Ella cuenta que en ocho años de casados, las mentiras del marido fueron aumentando gradualmente. “Él salía con los amigos y, a veces, apagaba el celular. Después, no me decía a dónde estaba. Él se contradecía, pero yo fingía que no me daba cuenta, porque mi miedo de perderlo era muy grande. Él estaba casado, pero tenía una vida de soltero”, cuenta.
Lucimar dice que era controladora y que se peleaban mucho por causa de las mentiras que él decía hasta que supo que la estaba traicionando. “La persona con quien él estaba teniendo una aventura fue quien me lo contó. Ella lo hizo por venganza, porque él había decidido terminar la relación. Pero fue una caída para mí. Entré en depresión”, recuerda.
Cambio de comportamiento
Ella cuenta que conversó con el marido el mismo día en el que supo sobre la traición. “Él terminó confesando. Después, me pidió perdón. Mi matrimonio no terminó porque vi que estaba siendo sincero en su arrepentimiento. Pero, para seguir juntos, puse algunas condiciones. Él estuvo de acuerdo en que participemos en la Terapia del Amor.”
Sin embargo, la recuperación de la confianza sucedió después de unos meses, en los que los dos participaron en las reuniones de la Universal.
“Fue cuando él mostró que estaba cambiando, demostró más compañerismo en nuestra relación y tuvo la iniciativa de hacer que yo participe en su vida de manera diferente, avisándome espontáneamente los lugares donde estaba y también siendo más cariñoso conmigo. Yo dejé de ser controladora y él también cambió su conducta”, cuenta.
La mentira es algo del pasado para ellos y la verdad liberó a la pareja de lo que podría ser el fin de la relación.
El perfil del mentiroso
*Tiene conducta manipuladora, es buen actor, improvisa bien, habla lo mínimo posible, piensa rápido y causa buena impresión.
*Tiene buena memoria, es creativo y confiado mientras miente. Esconde fácilmente las emociones y utiliza la espontaneidad.
*Se presenta siempre lleno de buenas intenciones, explora los comportamientos ajenos y hace chantaje moral.
*Demostrando cultura y conocimiento, tiende a desvalorar y a hacer caricaturas delante de la información emitida por el otro.
*Inventa historias para mostrar que las cosas no son su responsabilidad, distorsiona la información dada por las personas a su alrededor y niega los hechos.
*Es especialista en chismes e intrigas. Su arma preferida es la culpabilidad.
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