“Oh alma mía, dijiste al SEÑOR: Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de ti. Para los santos que están en la tierra, y para los íntegros, es toda mi complacencia.” (Salmos 16:2-3)
El versículo bíblico descripto arriba generó una duda en un oyente del programa “Habla que te escucho”, conducido por el obispo Clodomir Santos.
“¿Santos? ¿A qué santos se refiere?”, preguntó el oyente.
Es importante tener en cuenta que el término hebreo usado para la palabra “santo” es Qadash, que significa separado para Dios. Por lo tanto, cuando el salmista se refiere a los santos que están en la Tierra, él no está hablando del culto a los ídolos o imágenes de escultura, una práctica abominada por Dios.
Sin embargo, teniendo en cuenta el uso que la religión le dio a la palabra santo a través de los siglos, la pregunta del oyente es comprensible, ya que en varios libros de la Biblia encontramos pasajes en los que Dios condena claramente el culto y la adoración a las imágenes de escultura. Como por ejemplo, en el Salmo 115, versículos 4 al 8:
“Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres. Tienen boca, mas no hablan; tienen ojos, mas no ven; orejas tienen, mas no oyen; tienen narices, mas no huelen; manos tienen, mas no palpan; tienen pies, mas no andan; no hablan con su garganta. Semejantes a ellos son los que los hacen, y cualquiera que confía en ellos.”
Entonces, ¿a qué santos se refiere el salmista?
El obispo Clodomir aclara: “Santo es todo aquel que es nacido de Dios, que vive una vida separada, consagrada a Dios, a la palabra de Dios, al Señor Jesús.”
[related_posts limit=”17″]