Esmeralda Abella: “En mi infancia no fui una nena común. En esa época comenzó mi depresión. Veía sombras, hablaba en lenguas raras, caminaba con las manos y pies, después, no me acordaba de lo que había hecho”.
Su familia buscó ayuda, pero todo se complicó: “Fuimos a curanderos y fue peor. Me la pasaba todo el día encerrada en mi habitación. No hablaba con ellos y cuando lo hacía era agresiva, tenía un carácter horrible.
En la adolescencia conocí a un chico. Al principio todo fue lindo. Pasó el tiempo y me engañó con una mujer más flaca y linda que yo. Me volví bulímica. Por celos, llegamos a agredirnos físicamente.
Estaba enferma, tenía psoriasis y HPV. Me salían granos en todo el cuerpo, no tenía cura”.
Pasaba días sin dormir, pensé en matarme, quise cortarme las venas, pero no me animé. También crucé la ruta con los ojos cerrados y un camión estuvo a punto de atropellarme”.
Su dolor terminó cuando decidió buscar la ayuda de Dios: “Mi mamá me invitó a la Universal, empecé a escuchar y a hacer lo que decían. El proceso fue difícil, pero dejé lo malo y tuve que perdonar. Me bauticé en las aguas y empecé de cero.
Superé la depresión y recibí el Espíritu Santo. La paz que vivo no se compara con nada en el mundo. Deseo ayudar a los demás, trabajo, estudio y tengo mi emprendimiento. Las personas se asombran y preguntan de dónde saco tanta paciencia y cómo hago para estar feliz. Gracias a Dios, todo cambió”.
Quizás, muchas veces pensó que la depresión y usted son uno. No se resigne a que sea su compañera de vida, necesita alejarse porque, en realidad, es su enemiga. La depresión usa sus emociones, pensamientos y recuerdos para atacarlo.
Participe este viernes a las 12 h en el Templo de la Fe, Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más cercana a usted. Haga clic aquí y vea las direcciones de la iglesia.
Si usted quiere comunicarse con nosotros, puede hacerlo llamando al (011) 5252-4070.