El primer paso para tener una vida amorosa feliz es definir qué es tolerable en una relación y qué no. Pero hoy en día, lo que es más común de ver son personas que han aceptado vivir situaciones que antes eran consideradas inaceptables, como por ejemplo: saben que su pareja los traiciona, pero se conforman por tener miedo de quedarse solas; viven un matrimonio de apariencias; no tienen diálogo ni complicidad con su cónyuge; el sexo, el amor y el cariño se convirtieron en una rareza; están solteras pero se acostumbraron a estar solas; no logran liberarse de antiguos traumas.
Así, más allá de que las relaciones se desgastaron, la falta de autoestima y amor propio da lugar a la tristeza.
Normalmente, esto sucede porque las personas no encuentran otra alternativa o solución para vencer lo que las hace infelices.
Pero existe una salida que hará que usted vuelva a reír y logre vivir una relación verdadera y repleta de felicidad. El primer paso es salir de la zona de confort y enfrentar lo que usted considera que está mal.
En la Terapia del Amor usted aprende cómo hacer eso y también muchas cosas más. Participe este y todos los jueves a las 10, 16 y especialmente a las 20 h de una de nuestras charlas y póngale un punto final a las cosas que no acepta más en su vida amorosa. Lo esperamos en Av. Corrientes 4070.
“Era más feliz con mis amigos que con ella”
La historia de Mercedes y Pedro refleja la triste realidad de muchas parejas, que tienen al amor como un recuerdo y lo único que logran con el paso del tiempo es causarse más heridas y sufrimiento.
Pedro prefería estar con sus amigos antes que con su esposa: “Estando casado, vivía una vida de soltero. Generaba problemas para irme de casa porque era más feliz con mis amigos que con ella”, reconoce. “Él me dejaba sola en casa y cuando volvía peleábamos mucho. El principal problema de la pareja eran sus vicios, por eso nos fuimos infieles mutuamente. Cuando lo miraba, no veía en él al hombre que quería. Por ese motivo me acerqué a otra persona y terminé siéndole infiel.
Reconozco que era una mujer muy nerviosa, no le tenía paciencia en nada, no lo cuidaba ni lo valoraba. No cumplía con mi papel de esposa dentro del matrimonio. Veía solamente sus defectos y en vez de ayudarlo, le reprochaba sus actitudes”, cuenta Mercedes.
Esta situación duró unos cuatro años. En ese transcurso, Mercedes quedó embarazada y la situación empeoró. Lejos de quedarse en casa a ejercer su papel de padre, Pedro seguía buscando la forma de dejarlas y salir. “Yo quería estar fuera de casa la mayor cantidad de tiempo posible”, completa Pedro.
Lo que terminó de destruir a la pareja fue una crisis que casi termina en tragedia: “él, estando borracho, quiso matarme con un cuchillo, la situación ya no daba para más”, cuenta Mercedes, a quien la invitaron a la Terapia del Amor. “Empecé a participar y a poner en práctica todo lo que aprendía en las charlas. Él vio que yo había cambiado y empezó a venir conmigo”, cuenta ella.
“Recuerdo que yo buscaba problemas y ella me eludía, entonces me preguntaba qué estaba pasando. Un día me convenció de que la acompañara a las charlas y acepté, quería saber qué estaba haciendo para cambiar. Ahora, gracias a haber aplicado lo que aprendimos somos muy felices, disfrutamos del matrimonio como nunca antes”, concluye Pedro. Juntos, participaron de la Hoguera Santa y hoy disfrutan de un matrimonio sólido y fuerte.
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