Ana María Galicchio sufrió desde muy chica porque cuando tenía diez años intentaron abusar de ella, durante siete años ella estuvo muy enojada con su padre porque él la culpaba de lo sucedido. Con el tiempo conoció a su esposo, pero le costó muchísimo superar el trauma que cargaba. Era una mujer muy nerviosa, por lo que tomaba pastillas para dormir “En el matrimonio hubo infidelidades de parte de él, por esa razón en una oportunidad intenté matarme tomando pastillas estando embarazada de ocho meses. Por estos problemas ella quería la separación, pero los años pasaron y ella siempre lo perdonaba para defender su hogar”, recuerda ella.
La situación económica no era buena porque el dinero se iba de sus manos. Como todo empeoraba, ella buscó ayuda en la casa de los espíritus, pero su matrimonio seguía igual.
“En un momento mi marido formó una sociedad y esa persona nos dejó en banca rota, llegué a la Universal con 7 demandas judiciales y una hipoteca sobre la casa. Luego de participar de la primera reunión salí nueva, con paz. Empecé a estar más tranquila y perseveré hasta que nuestra situación cambió. A los 58 años me llamaron para trabajar, cancelamos la hipoteca y compramos vehículos. Puedo afirmar que conquistamos un buen nivel de vida y lo más importante es que nacimos de nuevo al encontrar a Dios. Mi esposo falleció recientemente, pero fue salvo, eso me trae una gran alegría porque sé que está mejor que nosotros porque está con nuestro Señor. Dios me ha dado una nueva vida y disfruto cada día en Su presencia”, afirma sonriendo.
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