Alba Lescano cuenta su experiencia con el Dios de los Imposibles: “Conocí la Universal en el peor momento de mi vida. Había perdido mi empresa, me había separado y tenía cuatro hijos que mantener. Estaba quebrada económicamente, tenía juicios en contra de empleados y proveedores, había quedado en la ruina.
Para colmo, tenía problemas de salud. Me costaba caminar por problemas en las rodillas y estaba mal del estómago Deprimida, no levantaba las persianas de mi casa, estaba siempre encerrada.
La situación con mis hijos también era mala, porque me veían como la responsable de todo lo que estaba sucediendo. Por eso, había tomado una decisión, cuando el padre de mis hijos se los llevara, me iba a suicidar. Había guardado muchas pastillas para tomarlas todas y matarme.
Conocí la Universal a través de la televisión, me enojaba al ver los programas porque mi madre me había enseñado que Dios no existía, yo creía que dependía exclusivamente de mí, de lo que pudiera hacer y por eso me sentía fracasada. Al tiempo, una conocida me pidió que la acompañe a hacerse un tratamiento y, en realidad, me trajo a la iglesia. De a poco, comencé a participar, mejoró mi estado de ánimo, logré dormir y seguí perseverando.
Peo el cambio en mi vida llegó en la Hoguera Santa. Entendí que era una oportunidad para lograr lo que quería. Me lancé por completo, manifesté mi fe y Dios me respondió. A las dos semanas, recibí una inversión de dos compañías para poder recomenzar con mi empresa. Los clientes empezaron a conocer el producto, que ya está establecido en el mercado.
Seguí sacrificando y Dios nunca dejó de honrarme. Solucioné todos los problemas legales, tengo mi casa libre de embargos y deudas, me casé con un hombre de fe que me cuida y me acompaña, estoy sana y feliz. Vale la pena manifestar la fe en la Hoguera Santa”.
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