Durante la prédica, el obispo dijo: “Generalmente uno guarda las cosas que valora, que tienen un significado en su vida. Muchos piensan que lo que tiene gran valor es la familia, el trabajo, su casa, sus bienes materiales, pero lo más importante, lo más valioso que tenemos es la fe, que es un pedacito de Dios en nuestro interior.
Nada en el mundo vale más que la fe y como el mal sabe lo importante que es la fe, ha trabajado las 24 horas del día para destruirla. Pedro estaba caminando sobre las aguas junto a Jesús, pero él le prestó atención al viento y a las olas y comenzó a hundirse. El diablo provocó esa situación para tocar en la fe de Pedro y hace lo mismo, creando problemas, para que nosotros dejemos nuestra fe desprotegida y él pueda robarla.
Usted debe guardar, defender y proteger su fe, no prestando atención a lo que ve, siente o escucha. De esa forma, caminará sobre los problemas y nunca estará debajo de ellos”. Luego, el obispo oró por las personas que reconocieron tener su fe debilitada y por ese motivo no habían logrado guardar, defender y proteger su fe.