El pasado sábado 17 de octubre a las 17 horas, en vísperas del día de la Madre en Argentina miles de madres aguardaban algo especial mientras en ese momento los negocios afuera estaban abarrotados de gente comprando regalos para el día siguiente. Comprando regalos de todo tipo, de todo precio y para todos los gustos: flores, electrodomésticos, ropa, celulares, tabletas, joyas…
Precisamente en el barrio de Almagro, en el interior de un hermoso Templo, miles de madres de Capital y de todo el Gran Buenos Aires, esperaban expectantes porque les habían prometido que, si concurrían a una reunión muy especial para madres, iban a tener “el mejor regalo”. A ellas se sumaban otras miles de madres de las provincias que, a través de videoconferencia, presenciarían la reunión.
La charla para las madres sería conducida por la señora Lucelaine Araujo, esposa del obispo Djalma, quien es madre de dos hijos. Ella iba a ser la encargada de darles a las miles de madres presentes el regalo prometido.
De manera puntual, clara y sencilla ella entregó el regalo, que resultó ser esta promesa de Dios para todas las presentes: “Dios prometió en Deuteronomio 28: ‘…si oyeres atentamente la voz del Señor tu Dios, para guardar y poner por obra todos Sus mandamientos… Bendito será el fruto de tu vientre…’.
Toda madre quiere bendiciones para sus hijos. Que salgan de los problemas, que estudien, que amen y sean amados, también que sean exitosos y felices. Muchas de nosotras cambiaríamos de lugar con ellos si los vemos sufriendo. Pero no tenemos que pensar solo en lo que sucederá con ellos en esta vida.
No es por querer lo mejor para sus hijos que Dios los va a bendecir. Él quiere otra cosa, Dios quiere transformar y salvar a sus hijos. Por eso si la madre es obediente a Dios, el fruto de su vientre será bendito.
Usted puede venir todos los días a la iglesia a pedir por su hijo, hacer las cadenas, traer una prenda de ropa de él para que sea ungida, pero si desobedece a Dios, esta palabra no se cumplirá. Esta palabra es para la mamá obediente. No hay cómo tener un hijo con problemas si usted obedece. Nuestros hijos nos conocen y observan todo, por eso ellos tienen que ver a Jesús en usted.
No es una invitación a la iglesia lo que va a salvar a sus hijos, sino su carácter, que sus palabras muestren obediencia a la Palabra de Dios. Eso los va a traer a Jesús y hará que sean salvos y llenos del Espíritu Santo.
Y cuando eso suceda, usted tendrá paz. Aunque no estén a su lado, usted tendrá paz. Ellos podrán pasar por luchas, pero vencerán.
Si usted es una madre que usa la fe, sus hijos estarán bien, porque usted va a luchar para que sean salvos.
Quizás usted hizo mil sacrificios por sus hijos, pero falla en obedecer a Dios. Siendo que Él quiere que usted no se entristezca al hablar de su hijo, sino que sienta alegría, como Él sintió cuando dijo: ‘este es Mi Hijo amado en Quien siento complacencia.’.
Si una quiere hacer las cosas a su manera, nada cambia, pero todo se transforma cuando una lo hace a la manera de Dios. La decisión es suya”.
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