Mientras que algunas personas se dejan abatir por los problemas y se desaniman delante de los obstáculos que la vida les impone, otras hacen de las dificultades escalones para superar a las propias limitaciones y vencer.
Son muchas las historias de superación de las que nos enteramos. Historias de personas que impresionan por la fuerza, determinación y coraje. Pero, también hay muchas personas que sucumbieron delante de las luchas y tuvieron un triste final.
Pero, ¿qué hace que las personas reaccionen de manera tan diferente cuando se ven sin salida? La fe es la respuesta. Fe en sí mismo y, sobre todo, en Dios.
“Mi deficiencia nunca me impidió hacer nada”
¿Qué esperar, por ejemplo, de un joven que, debido a una mala formación congénita, nació sin ambos brazos?
Para Leonardo de Souza Cavalcante (foto), de 18 años, eso nunca fue un problema. Él nunca permitió que la deficiencia lo limitase e impidiese la realización de sus sueños.
Aun con las limitaciones físicas, Leonardo, que es de la ciudad de Manaus, capital de Amazonas, acaba de sacar el Registro Nacional que lo habilita para conducir. “Mi deficiencia nunca me impidió hacer nada. Desde niño, siempre tuve el sueño de conducir. Cuando cumplí 18 años me inscribí para sacar el registro, seguí todos los pasos necesarios, compré y adapté el auto y logré sacar mi habilitación. Estoy venciendo cada vez más”, celebra.
El joven tiene una gran habilidad con los pies y realiza la mayor parte de las tareas cotidianas con la ayuda de ellos, desde conducir un automóvil, manipular el celular, la computadora, hasta escribir. Fue con los pies, inclusive, que firmó la prueba de Detran (Departamento de tránsito).
Frases como: ‘No haré eso porque no tengo el brazo’ nunca formaron parte de la vida del joven conductor. “Yo siempre fui intentando y fue funcionando.”
Apasionado por los deportes
Otra historia de superación que impresiona es la del niño norteamericano Isaiah Bird, de 8 años. En el 2012, la casa donde vivía con los padres fue destruida por el huracán Sandy, y el padre fue detenido por violencia doméstica. Pero ese no fue el mayor obstáculo que tuvo que enfrentar.
Apasionado por los deportes, Isaiah juega fútbol americano y dice que le gusta también la lucha y el atletismo.
Tal vez usted se pregunte: “Pero, ¿cuál es el problema en esa historia?” Es que Isaiah nació sin las dos piernas, una deficiencia que, a la mayoría de las personas, la limitaría para siempre. Pero él no se vio así.
¿Cuál es su problema, querido lector?
Tal vez físicamente usted sea perfecto, pero se considere incapaz, limitado por las circunstancias en las que vive. Sin embargo, sepa que Dios dice exactamente lo contrario:
“No estáis estrechos en nosotros, pero sí sois estrechos en vuestro propio corazón.” 2 Corintios 6:12
En una de sus reuniones, el escritor Jadson Edington explicó sobre la razón de que muchas personas vivan una vida de privaciones:
“Muchas personas están limitadas por lo que los otros dicen, por la situación que están viviendo, y terminan limitando a un Dios que es ilimitado.”
La persona cuando es débil se desanima al oír una palabra negativa, mientras la fuerte transforma esa palabra en combustible para darle fuerzas y aumentar su fe. Nada es capaz de desanimar a una persona fuerte y determinada.
David es un ejemplo de eso. Dijeron que no tenía condiciones para vencer a Goliat, pero él no aceptó aquella palabra de derrota. En lugar de eso, él fue allá y no solo venció el gigante como también le arrancó la cabeza (lea en la Biblia, 1 Samuel 17). David nunca aceptó un “no puedo”, “yo no lo logro”.
No existen límites para una persona que cree en Dios. Mire dentro de sí mismo y vea que usted puede todo, por más difícil que sea. “Yo no estoy diciendo que va a ser fácil, pero las dificultades que usted encuentre tienen que servir de combustible para su fe. Los días difíciles tienen que darle aún más fuerzas para superarse. Nadie para a una persona superadora”, destaca Edington.
No sea limitado por sus propios pensamientos. No permita que nada ni nadie ponga límites en su vida. Solo existe una cosa capaz de romper los límites que el mal impone: su fe.
Para aprender a desarrollar esa fe, participe en las reuniones de domingo en la Universal. Consulte aquí la dirección de la iglesia más cercana a su casa.
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