Dios resiste a los soberbios, pero a los humildes les da Su gracia
1.a HUMILDAD
La gracia de Dios, Su misericordia y Su compasión, por las que nos acepta como somos, no son por mérito, conocimiento, estatus social o posición eclesiástica.
La persona puede ser la mayor pecadora del mundo, la que tiene más defectos, pero si es humilde Dios le da Su presencia, que es Su Espíritu.
En Su primera prédica, Jesús habló sobre los humildes de espíritu, y no de corazón. Espíritu es razón y mente, es decir, la persona reconoce su imperfección, su humanidad, reconoce que sin Dios no es nada.
Cuando el ser humano toma la decisión de ser humilde, atrae al Espíritu Santo, y, si reconoce su verdadero estado espiritual, Él lo abraza muy fuerte.
En Santiago 4:6, dice:
“Pero Él da mayor gracia. Por eso dice: Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes”. Santiago 4:6
2.a SINCERIDAD
El Señor Jesús dice que Dios busca a los sinceros. Hay muchos hipócritas, incluso dentro de las iglesias, hay personas que muestran una cosa y en realidad son otra, que conocen la Verdad, pero viven en la mentira.
Dios ve la sinceridad de reconocer, de ser sincero, de confesar, hablar y expresar lo que hay en el interior, de ser transparente y verdadero. Recuerde que la palabra SINCERO está relacionada con la verdad. Por eso Jesús fue odiado, porque Él decía la verdad y era sincero.
El mal odia a los sinceros, porque sabe que la sinceridad es irresistible para el Espíritu Santo. Todas las personas que fueron sinceras Lo atrajeron para sí.
“Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que Le adoren. Dios es espíritu, y los que Le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad”. Juan 4:23,24
3.a ENTREGA TOTAL
La entrega total es querer agradar a Dios más que a todos, más que a sí mismo: “Señor, Me entrego a Ti, me rindo ante Ti, dependo de Ti por encima de todo, dependo de Ti más que el aire que respiro. Me entrego totalmente a Ti, te amo más que a mi pareja, más que a mis hijos, padres y hermanos. Confío en Ti más que en mi posición, mi estatus y mi Iglesia, dependo de Ti y no quiero depender de nadie más, sino exclusivamente de Ti”.
Esa es una entrega total, a ejemplo de la mujer pecadora que derramó el perfume a los pies del Señor Jesús, y Judas, que tocaba la ofrenda que daban los que seguían a Jesús para sostener Su obra, usado por el mal, dijo molesto: “¿Para qué es este desperdicio? Podría haberse vendido y dado a los pobres”.
Fue un hipócrita, porque no se preocupaba por los pobres, sino que sustraía lo que las personas ofrendaban. Jesús lo sabía, pero lo mantuvo como discípulo porque es misericordioso y le dio la oportunidad una y otra vez de aprender viéndolos a Él y a los demás siendo humildes, sinceros y totalmente entregados. Sin embargo, Judas insistió en ser soberbio, hipócrita y egoísta.
Dios es humilde, sincero, entregado por completo y misericordioso, pero no evita que cosechemos lo que sembramos. Por eso Judas, que por su avaricia vendió a Jesús por 30 monedas, terminó ahorcado, no por las manos de Dios o de otros, sino debido a sus propias decisiones que le generaron una mala conciencia. Si alguien termina ahorcado, no es por las manos de Dios, sino por las malas decisiones que tomó.
- Lo contrario de HUMILDAD es soberbia.
- Lo contrario de SINCERIDAD es hipocresía.
- Lo contrario de ENTREGA TOTAL es egoísmo.
Dios respeta la decisión de cada persona, pero cada persona cosechará las consecuencias de sus decisiones, elecciones y prioridades.
Cuando la persona se entrega por entero no se preocupa por lo que los demás dirán, lo hace por su fe, porque sabe que lo que quiere viene del Cielo, y es el Espíritu Santo en su interior quien se lo confirma.
Obispo Júlio Freitas