El grupo se acercó a las instalaciones del Centro Cerrado Pablo Nogués para promover actividades entretenidas y sanas a los chicos que están privados de su libertad y, así, mostrarles que hay un lado diferente de la vida que ellos desconocen.
Además de charlar con los jóvenes y concientizarlos, los voluntarios les prepararon una merienda, y se dispusieron a escucharlos.
Pequeños y simples detalles pueden hacer una enorme diferencia en la vida de quienes necesitan conocer a Jesús y tener una nueva oportunidad para recomenzar.