Carmen: “Durante quince años sufrí hemorragias intensas, no podía bajarme de la cama, ni siquiera bajar los pies. Me hacían transfusiones y como entraban, salían, ya los médicos habían dicho que no había esperanzas. Estaba con una anemia aguda, pesaba 29 kilos. Entonces, pasé por el Santuario pidiendo justicia y cesó la hemorragia, hoy soy una nueva mujer, estoy feliz y no tengo más esas hemorragias”.
Estela: “Tenía a mi sobrina con un embarazo de alto riesgo, ella estaba muy delicada, los médicos habían dicho que su embarazo no iba a llegar a término. Varias veces fue internada y en un momento estuvo a punto de producirse un aborto.
Entonces, llegó la campaña del Santuario, pasé por él pidiendo justicia para la vida de Delfina. Hoy ella es una nena de cinco años, feliz y completamente sana”.
Atanasia: “No podía quedar embarazada, me hicieron estudios y según los médicos era imposible. Lo intenté por varios meses pero perdí todos los embarazos, con mi esposo estábamos muy tristes porque yo ya tenía una edad avanzada para ser mamá. Pasé por el Santuario pidiendo justicia y al mes comprobé con los estudios médicos que estaba embarazada, así nació mi hija, Sofía. Hoy somos una familia feliz”.
Cecilia: “Tenía a mi nieta internada en terapia intensiva, estaba muy grave. En la familia hay médicos, sin embargo, la nena no tenía ninguna esperanza de vida. Ella presentaba un problema cardiorrespiratorio muy serio. Determiné que iba a haber una nueva historia en la vida de Valentina, pedí justicia y al bajar del Santuario, a la hora y media la chiquita tenía otros valores en sangre y además había abierto sus ojitos”.
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