«¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: Él celosamente anhela el Espíritu que ha hecho morar en nosotros?» Santiago 4:4-5