La expresión sed llenos del Espíritu (Efesios 5:18) se refiere a llenarse de los pensamientos de Dios, de Su Palabra. Por otro lado, los sellados con el Espíritu Santo pueden “apagar el Espíritu”, es decir, pueden llenarse de la basura de este mundo, aun sabiendo que están vaciándose del Espíritu. ¿Cómo es posible eso?
Las amistades contrarias a la fe han generado pensamientos como: ¿quién sabe si yo disfruto con “mis amigos” allá afuera, no los voy a ganar para Dios? ¿Quién sabe si yo me involucro con un incrédulo no voy a convertirlo? ¿Quién sabe si después de casada no voy a convencerlo de que vaya conmigo a la iglesia?
La Palabra del Espíritu es clara, fuerte e inconfundible: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?” (2 Corintios 6:14-15).
Existe una lista enorme de argumentos satánicos que cargan el veneno fatal. Ejemplos de eso no faltan.
Muchos bautizados con el Espíritu Santo Lo han apagado no por haber caído en tentación, sino porque han resistido a los pensamientos Divinos e insistido en los pensamientos satánicos. Caer en tentación no significa necesariamente perder el Espíritu Santo. Mantenerse en el pecado resistiendo a la Voz de Él sí, eso puede ser fatal. ¿Quién, en su sana consciencia, incluso bautizado con el Espíritu Santo, nunca tuvo deslices en la vida? Nadie, salvo el Señor Jesús.
Pero cuando eso ocurre, “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo.”, (1 Juan 2:1).
En ese caso, confiese el pecado y abandónelo inmediatamente. Todos somos pasibles de errores, aun sellados con el Espíritu Santo. A fin de cuentas, somos casas de barro.
Sin embargo, todos los sellados tienen la dirección del Espíritu alertando en cuanto a la permanencia en el pecado. En caso de que no haya arrepentimiento inmediato, eso quiere decir que se sigue “apagando el Espíritu”.
Los no bautizados con el Espíritu Santo no tienen el discernimiento espiritual. Esa es una razón para invertir fuertemente en el recibimiento del Espíritu Santo para mantenerse salvo.
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