Hoy en día, es muy común ver personas que reaccionan de manera violenta o buscan venganza cuando se ven perjudicadas o difamadas. Sin embargo, no se dan cuenta de que el grave error que muchas veces cometen es reaccionar igual o peor que quienes las damnificaron.
“Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.” Proverbios 16:32
Cuando la persona no logra lidiar con una frustración, tiende a dejarse llevar por los impulsos emocionales del momento.
Cabe destacar que siempre habrá consecuencias negativas cuando se pierde el control, dado que esto podría desencadenar una serie de pérdidas como, por ejemplo, un despido laboral, el divorcio, incluso la reputación de la persona podría verse afectada.
Actitudes como estas evidencian la falta de dominio propio. Por lo tanto, si usted reconoce que no puede controlar sus emociones, busque la ayuda del Espíritu Santo, porque Él es el único que le dará las fuerzas necesarias para dominarse a sí mismo.