Una de las garantías que un cristiano puede tener durante su vida aquí en este mundo es la de que será perseguido a causa de su fe:
“Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución…” 2 Timoteo 3:12
Pero, nada de lo que sufrirá podrá separarlo de Dios:
“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?” Romanos 8:35
Si le preguntaran, en este momento, si usted está listo para morir por Cristo, ¿cuál sería su respuesta?
Bien, asumir la fe en el Señor Jesús es estar listo para la muerte:
“Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero.” Romanos 8:36
Los apóstoles eran conscientes de esto.
Vea a continuación cómo fue la muerte de cada uno de ellos:
Esteban – Fue el primer mártir, Murió porque predicó con fidelidad el Evangelio a los entregadores y asesinos de Cristo, que se enfurecieron tanto que lo expulsaron afuera de la ciudad y lo apedrearon.
Santiago, hijo de Zebedeo – Por orden de Herodes, fue arrestado y decapitado, siendo el primero de los apóstoles en recibir la copa que él mismo le había dicho al Señor Jesús que estaba dispuesto a beber (Mateo 20:22).
Felipe – Fue uno de los primeros en ser llamado por Jesús. Historiadores afirman que él predicó en Frigia y fue apedreado hasta la muerte.
Santiago, hijo de Alfeo – De acuerdo con escritos antiguos, fue martirizado a los 99 años, apedreado y golpeado en la cabeza.
Bernabé – Fue torturado, arrastrado con una cuerda en el cuello y quemado vivo.
Marcos – relatos cuentan que paganos lo arrastraron por las calles de Alejandría, al punto de ser despedazado.
Simón Pedro – Fue condenado a muerte y crucificado en Roma por orden de Nerón, y él mismo pidió ser crucificado cabeza abajo, porque no se sentía digno de ser crucificado de la misma manera como lo fue el Señor Jesús.
Pablo – Que antes era perseguidor, ahora era perseguido. Fue decapitado por orden del emperador Nerón.
Andrés – Predicó el evangelio en muchas naciones de Asia, pero en Acaya fue arrestado y crucificado en una cruz en forma de “X”.
Natanael – Aquel de quien Jesús dijo: “He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño” (Juan 1:47), fue desollado vivo y después crucificado cabeza abajo.
Tomás – Murió en la India, lanzado en un horno.
Mateo – Según algunos historiadores, él fue clavado en la tierra y decapitado en Etiopía.
Simón, el Zelote – Fue crucificado.
Matías – Fue el que ocupó el lugar vacante que dejó Judas Iscariote. Algunos registros cuentan que él fue acusado de blasfemar contra la Ley, siendo, por eso, sentenciado por el sumo sacerdote a ser atado en una cruz, apedreado y, por último, decapitado.
Lucas – Relatos revelan que él fue colgado por el cuello en un olivo por idólatras en Grecia.
Juan – Llegó a ser lanzado a una caldera con aceite hirviendo, pero escapó de una forma milagrosa. Después fue enviado a la isla de Patmos, lugar destinado para los peores infractores, donde recibió la visión del Apocalipsis. Fue liberado de allí. Fue el único apóstol que escapó de una muerte violenta, muriendo de vejez.
Por más que intentaran impedirles que contaran las Buenas Nuevas, los apóstoles se negaban y seguían proclamando la Salvación en Cristo, incluso en medio de las presiones.
Ellos creían en la Palabra que dice:
“Bienaventurados sois cuando por Mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los Cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.” (Mateo 5:11-12)
Tenían la plena certeza de lo que les esperaba en la Eternidad, y de que eso compensaba cualquier pérdida que sufrieran aquí en la Tierra, incluso de la propia vida.
Analice su fe. ¿La misma solo ha sido firme en los momentos buenos? Piense, ¿Aun en medio de todas las tribulaciones no se ha debilitado?
Aproveche el Ayuno de Daniel para evaluar la calidad de su comunión con Dios.
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