¿Usted sabía que los hombres prefieren a jóvenes correctas y buenas y las consideran más interesantes para un compromiso serio? Por lo menos esto es lo que señala una encuesta realizada en los Estados Unidos y publicada por la Asociación de Psicología Social e Individual, de Washington DC.
El estudio revela que ellos prefieren a mujeres más afectuosas, compañeras más receptivas y delicadas responden directamente a sus necesidades y despiertan el deseo de mantener una relación duradera.
Mujeres sensibles y no sensibles fueron invitadas a comunicarse con algunos hombres en una conversación por video. Durante la entrevista, los científicos notaron que los hombres que veían un mayor grado de sensibilidad en las mujeres, también las juzgaban más atractivas. Ellos concluyeron, que el hecho de que ellas demostraran que estaban interesadas en algo serio, activó mecanismos motivacionales en sus cerebros, o sea, la receptibilidad y la dulzura de ellas, los atrajeron.
“No necesitamos competir con los hombres”
Esta también es una tesis defendida por aquellos que priorizan la femineidad y las buenas costumbres en las mujeres, sin necesitar querer igualar a los hombres, incluso porque no fue para eso que Dios las creó.
En realidad, Él creó a la mujer para ser la auxiliadora del hombre, el apoyo, aquella que está al lado de su compañero como la parte frágil, pero, que al mismo tiempo, está dotada de una fuerza que él necesita en sus días.
La escritora y conferencista Cristiane Cardoso abordó el tema recientemente en uno de los post de su blog personal. En el texto, ella explica que cuando Dios creó al hombre, Él le dio la responsabilidad de ser el proveedor, protector y la cabeza de la familia.
“Está claro que para ejercer esta función, él tendría que ser muy trabajador, enfocado y más racional que la mujer, porque necesita ser un líder. Por otra parte a ella, Dios le dio la responsabilidad de ser madre, cuidar y auxiliar. Tenemos que saber lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Somos también más perceptivas y emotivas porque tenemos que ser madres, y para ayudar a nuestros hijos, necesitamos ser cariñosas, sensibles y comprensivas. Esto quiere decir, que fuimos hechas más frágiles físicamente porque, interiormente, necesitamos ser más fuertes”, escribió.
Ella destaca que la mujer sí puede trabajar y estudiar, pero no debe competir con el hombre, “somos diferentes a propósito, para que uno ayude al otro y los dos formen una familia completa. Esto no quiere decir que usted, como mujer, no trabajará o se enfocará en su carrera o en sus estudios, pero debe entender sus límites y desarrollar sus dones naturales. No necesitamos competir con los hombres, y sí desarrollar lo que ya tenemos dentro de nosotras, y ahí sí, seremos fuertes.”
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