La vida con Dios implica una separación total para Él. Esto significa no hacer alianzas con el pecado ni adoptar prácticas que no condicen con nuestra Fe:
“No estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos…”. 2 Corintios 6:14
Por esta razón, tanto en lo personal como en lo ministerial, debemos examinar cuidadosamente con quiénes nos relacionamos. Las amistades y asociaciones influyen profundamente en nuestra vida espiritual:
“Hijo Mío, teme al SEÑOR y al rey, no te asocies con los que son inestables…». Proverbios 24:21
Debemos preguntarnos: “¿Las personas con las que me relaciono me acercan o me alejan de Dios?”.
El Altar exige una vida separada
Es fundamental entender que quien sirve en el Altar no puede vivir como todos los demás. Ha sido Llamado a ser diferente: Consagrado, Firme y Apartado para Dios. El Espíritu Santo nos exhorta por medio de Pablo:
“Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente…”. Romanos 12:2
En otras palabras, debemos vivir en Santidad y Obediencia, sin adaptarnos a este mundo.
Además, Dios Llama a Su pueblo a vivir separado del pecado y de todas aquellas influencias que lo alejan de Él:
“Porque a cualquiera de la casa de Israel, o de los forasteros que residen en Israel, que se aleje de Mí y erija sus ídolos en su corazón, que ponga delante de su rostro lo que lo hace caer en su iniquidad (…) pondré Mi Rostro contra ese hombre, haré de él señal y proverbio, y lo cortaré de en medio de Mi pueblo; y sabréis que Yo Soy el SEÑOR». Ezequiel 14:7,8
¿Y cómo resistir las influencias del mundo y vivir separados para Dios?
Estos son algunos Principios Bíblicos para poner en práctica:
- Fortalecer la Comunión con Dios (Salmos 119:11).
- Buscar amistades que edifiquen (Proverbios 13:20).
- Ser ejemplo, no seguidor (1 Timoteo 4:12).
- Discernir los espíritus (1 Juan 4:1).
Para quienes sirven en el Altar
Aquellos que han sido Llamados a servir en el Altar deben autoevaluarse constantemente, y considerar estas actitudes:
- Oración de arrepentimiento por relaciones o alianzas que no agradan a Dios.
- Renovación del Pacto con Dios: decidir vivir separado para Él.
- Compromiso de Santidad y Obediencia incondicional a la Palabra de Dios.
Reflexión personal
Tomate un momento para reflexionar sobre tu relación con Dios y respondé con honestidad estas preguntas:
- ¿Estoy haciendo alianzas que comprometen mi fe?
- ¿Hay influencias en mi vida que me alejan de Dios?
- ¿Estoy dispuesto a romper con lo que contamina mi vida espiritual?
¡Nos veremos en la IURD o en las Nubes!
Obispo Julio Freitas