“Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti.”
(Isaías 54:14)
La promesa está allí. Para verla cumplirse, solo hay que mantener la confianza, obedecer y vencer el miedo, por la fe. Cuando se tiene un encuentro con Dios, el miedo pierde espacio. El miedo viene por la ausencia de la convicción. Esta convicción solo surge cuando se tiene un encuentro personal con Dios y la fe nos es revelada. La fe es revelada a los que buscan, a los que se entregan. A estos, les es revelada la certeza de que no importa lo que digan o lo que suceda, lo que está escrito no puede cambiar. En lo que Dios prometió, Él no vuelve atrás.
Los que viven por la fe tienen la absoluta certeza de que los ojos de Dios están sobre su vida. A causa de esto, a causa de esta certeza, no hay más miedo. Aunque haya persecución, aunque haya presión, no habrá opresión. El miedo y la duda traen opresión. Y quien no teme es oprimido. Para estos, está la promesa de ser adornados con justicia. El temor no llega hasta aquel que cree, pues la fe hace el blindaje.
No significa que el temor no existe, solo no llega cerca de aquel que se defiende con el escudo de la fe. Aunque por fuera existan guerras, situaciones aterradoras y cuadros atemorizantes, por dentro existe la paz, la fuerza, la seguridad y el coraje que viene por la fe. Su vida no depende del dinero que usted gana, de su diploma, de su trabajo. Su vida depende de su fe.
Fortalezca su fe para combatir el miedo y librarse de toda opresión.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo