“… y liberados del pecado, vinisteis a ser siervos de la Justicia.” Romanos 6:18
En este pasaje, Pablo estaba hablándoles a los nuevos cristianos de Roma. Ellos habían dejado de ser siervos de la injusticia para ser siervos de la Justicia.
En los días de hoy, las noticias de tanta injusticia que vemos en este mundo suceden porque este mundo yace en el maligno, bajo el reinado de Satanás (1 Juan 5:19).
Pero aquellos que creen en la Palabra de Dios y la obedecen, son liberados del reino del mal y, debido a eso, tienen derecho a la Justicia Divina.
Nosotros fuimos liberados de las injusticias, es decir, del pecado, porque fuimos lavados por la sangre del Señor Jesús. Así, dejamos de servir al pecado y nos tornamos libres del imperio de la injusticia para ser siervos del Reino de Dios.
Sin embargo, si la persona está en la iglesia, pero vive en el pecado, y continúa con el mundo de la injusticia en su interior, ¿cómo puede apelar a Dios?
Evalúe su fe, porque hemos estado predicando una fe inteligente, que piensa, ¡que no usa el sentimiento, sino la certeza!
Por eso, el día 15, en toda la Iglesia Universal del Reino de Dios, estaremos viviendo la unión de la fe para que aquellos que están siendo víctimas de la injusticia alcancen la Justicia de Dios.
Esta justicia se hará porque Dios es el Señor de la Justicia, Él es la Propia Justicia.
Aunque usted esté dependiendo de un juez que sea inicuo, corrupto, cuando nosotros invoquemos al Altísimo, ese juez va a obedecer, porque cuando Dios manda ¡incluso el diablo obedece!