Todo arquitecto prudente sabe perfectamente que el éxito de su obra no dependerá de los adornos, de la decoración, ni de la belleza, aunque esas cosas sean importantes en un todo. Sin embargo, nada de eso tendría valor si no hubiera una base sólida y bien hecha para sustentar todo lo que será construido y hecho.
Por eso la base, el cimiento, es la parte más importante de la edificación. En ella se gastará más tiempo, más esfuerzo y, claro, más sacrificio. Sin embargo, es lo que va a garantizar que esa obra dure mucho tiempo, quizás generaciones, como muchas que sobrevivieron al tiempo, a los terremotos, y a otras cosas debido a su base sólida.
Y, tratándose de Dios, que promete hacer una obra grandiosa en la vida de aquellos que creen, que se entregan al Señor Jesús, ¿cuál es la base que sustentará todo Su proyecto en nosotros? Bien, si analizamos la Palabra de Dios, vemos que:
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios Se movía sobre la faz de las aguas. Génesis 1:1-2
La primera Persona que apareció en la Creación fue el Espíritu Santo.
Vea esto también:
Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos Le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre Él. Mateo 3:16
Antes de comenzar Su ministerio, el Señor Jesús recibió el Espíritu Santo.
Y para terminar:
Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de Mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. Hechos 1.4-5
Los apóstoles no podrían comenzar la iglesia y la obra que les había sido confiada sin el Espíritu Santo.
Conclusión: Todos los proyectos que Dios ha preparado para cada uno de nosotros comienzan en el Bautismo con el Espíritu Santo. Sin Él es imposible que la obra sea perfecta y completa. Lamentablemente, muchos han estado más ocupados y preocupados por sus intereses, por sus problemas, y no han prestado atención a lo que realmente es lo más importante, que es la base de todo.
Por lo tanto, enfóquese en el bautismo con el Espíritu Santo antes que en cualquier cosa que usted pueda querer o desear. No se distraiga con los detalles, preocúpese por la base, por la estructura, pues de esta depende todo lo que será edificado.
Crea: el proyecto de Dios para su vida es mayor de lo que usted siquiera pueda imaginar, pero este no será hecho sin la base.
El mayor ejemplo que tenemos hoy en día es el propio obispo Macedo, pues él mismo nos dice constantemente que nunca se imaginó lo que Dios haría a través de él. Sin embargo, lo que priorizó después de su conversión fue el bautismo con el Espíritu Santo. No fue su matrimonio, ni su éxito personal, nada de eso, lo principal fue, y es, el Espíritu Santo.
Ahora usted puede entender por qué la Iglesia Universal es lo que es, y por qué llegó y está llegando adonde jamás nos hubiéramos imaginado.
Piense en esto: ¡sin la base no se construye nada!
Colaboró: Obispo Franklin Sanches