Y será que después de esto, derramaré Mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Joel 2:28
Una de las cosas que me llaman la atención en este versículo es “vuestros viejos soñarán”, ¿y por qué? ¿Cuál es la idea que Dios quiere transmitirnos con esto? Para entender, tenemos que pensar como la mayoría de los “viejos” piensa.
¿Cuál es la perspectiva de futuro de una persona considerada “vieja”? ¿Qué metas traza? ¿Cuáles son sus proyectos? La verdad es: ¡¡¡NINGUNO!!!
Las personas de edad avanzada pierden completamente sus objetivos. Muchas se transforman en personas amargas, gruñonas, irritables; para ellos, cada día de su vejez se convierte en un peso, pues la mayoría está enferma y depende de los demás. Además de eso, muchos hijos, ya no soportándolos más, incluso los llevan a asilos. Con eso, muchos de esos considerados “viejos” terminan pensando que lo mejor sería morir.
Sin embargo, con la llegada del Espíritu Santo, esa perspectiva cambia, pues Él les trae a esos considerados “viejos” la esperanza. Él cambia la mentalidad de esas personas y les da lo que nunca tuvieron, pues cuando Él desciende sobre sus vidas las llena de vigor, les devuelve la fe y les da sueños. Es decir, ellos vuelven a proyectar y ya no piensan más en morir, al contrario, comienzan a planear, a luchar, a emprender y a tomar decisiones que antes no tomaban. Además de eso, ¡ya no viven en la dependencia de sus hijos, nietos o de quien quiera que sea!
Así, esas personas se tornan capaces de hacer en su vejez lo que no hicieron en su juventud. Lo digo en relación a los sueños no realizados, pues son revitalizados por el poder que el Espíritu Santo trae y son cambiadas a nuevas personas. Esto es extraordinario, ¡pues ese “viejito” se convierte en un “muchachote”! Aunque por fuera la cáscara esté marchita o desgastada, por dentro está lleno de vida, sueños, proyectos, ideas, y lo mejor de todo: el Propio Espíritu Santo que puso en Él Su sueño no lo dejará morir sin ver esos sueños realizados. ¡¡¡ES MUY FUERTE!!!
¡¡¡Por eso, solo se hace “viejo” quien quiere!!! Quien no quiere, basta que se llene del Espíritu Santo.
Colaboró: Obispo Franklin Sanches