La mujer creció aprendiendo a cuidar de los hijos, de la casa y a dedicarse a su esposo. Los cuentos de hadas y diversos juegos llenan el alma con la esperanza de que todo siempre será color de rosa así como en los cuentos que nos contaban. Pero, cuando la niña crece, entiende que no es así y llegan las desilusiones.
Hay muchas situaciones que pueden llevar a alguien a abatirse, a esa sensación de corazón duro que no es capaz de amar a alguien en su plenitud, que no puede confiar y sentir amor nuevamente.
Una persona conoce a otra que, aparentemente, es muy buena. Comienza una relación, el noviazgo e inmediatamente ya está soñando como será su matrimonio. Sin embargo, sin explicación o argumento alguno, la historia cambia.
“Nunca más fui capaz de enamorarme de nuevo”, es lo que afirman muchas personas que atravesaron esta situación. Las mentiras, la traición, la falta de lealtad y la psicopatía, son frecuentes. Incluso hay casos en que estas cosas han provocado consecuencias irreversibles.
¿Cómo enfrentar al tiempo pasado, las personas alrededor casándose y teniendo hijos y usted con ese dolor en el alma, sin poder abrirse para una nueva relación, para una nueva vida? Parece algo sin fin, sin solución. Entonces, ¿cómo salir de ese abismo?
“¿Por qué te abates, oh alma mía,?Y te turbas dentro de mí??Espera en Dios; porque aún he de alabarle,?Salvación mía y Dios mío.”, (Salmos 42:5).
Esperar en Dios es el secreto, solamente Él es capaz de quitar esa frialdad del corazón de quien sufrió una gran desilusión para que consiga abrirse para una nueva experiencia amorosa y, al fin, ser feliz.
¿Cómo encontrar ese camino? ¿Cómo confiar en Dios para que lo ayude en el presente? Intente dar un paso adelante para que Dios dé los demás por usted. Participe de la Terapia del Amor, un encuentro dirigido a la vida amorosa que se realiza los jueves a las 16 y 20 en Av. Corrientes 4070, Almagro.
“Creí que podría ser feliz al buscar la bendición de Dios y así fue”
A Elba Martínez su pareja la maltrataba, la traicionaba y la golpeaba muchísimo. Esto le generó mucho odio y por eso dos veces intentó suicidarse tomando pastillas. Cuando enviudó, formó una nueva pareja, pero nuevamente le fue mal, él era mujeriego y no quería trabajar.
“Recuerdo que de chica fui ofrecida a los espíritus para tener éxito con los hombres, pero solo tenía fracasos sentimentales. Estuve veinte años con esa pareja y no era feliz, pero seguía con él porque tenía miedo de quedarme sola. Luché para que cambie pero no lo logré y el dolor y la angustia me volvieron una mujer depresiva. Él me era infiel y al tiempo decidió irse”, cuenta.
Fueron momentos muy duros, sin embargo, al participar de las reuniones sus heridas internas sanaron y fue fortalecida. “Dios me dio la solución paulatinamente, tuve que perseverar pero valió la pena. En una Hoguera Santa pedí por mi vida sentimental y conocí a un hombre maravilloso. Hace cuatro meses que estamos casados y somos felices”, agrega.
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