Comer mejor, dormir bien y mover el cuerpo. Estos y otros hábitos ayudan a garantizar una vida más larga, es lo que garantiza un estudio publicado en la revista Jama Internal Medicine, de la Asociación Médica Americana. Los resultados comprobaron que la tasa de mortalidad de aquellos que practican ejercicios es de 9% a 13% menor de la de quienes no los hacen. Por eso, cuidar la salud y el cuerpo es fundamental, y debe formar parte del día a día para así tener una vida más extensa.
En 1948, la Primera Asamblea Mundial de la Salud propuso que se estableciera un Día Mundial de la Salud para conmemorar la fundación de la Organización Mundial de la Salud. Desde 1950, el Día Mundial de la Salud se celebra cada 7 de abril.
Pero no es solamente en la fecha de esta conmemoración que se debe cuidar la salud. Ser saludable depende de una serie de factores tanto físicos como mentales que deben formar parte de la rutina de todos. Vea aquí 3 pequeñas actitudes que pueden cambiar su salud:
Practique ejercicios físicos: La práctica de ejercicio diario favorece la apariencia, promoviendo el bienestar y previniendo las enfermedades cardiovasculares.
Tenga una alimentación equilibrada: Tanto los adultos como los niños, deben adoptar una dieta saludable que proporcione todos los nutrientes necesarios para una buena dieta.
Deje que el estrés y la ansiedad: Para aliviar el estrés y la ansiedad adopte algunas actividades como ir al gimnasio, ir a una consulta con un médico, tener tiempo libre y sobre todo sepa equilibrar la vida personal con el trabajo.
La salud del cristiano
Para los que sirven a Dios, las reglas para tener una vida saludable no son diferentes, pues además de una condición de fe, el cristiano también tiene que vivir con los principios referentes a la salud y siempre con cuidado, ya que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo.
El bienestar es una condición para que Dios manifieste su protección. El tema “cuidar el cuerpo” es visiblemente presentado en la Biblia sin que nada contradiga las orientaciones de la medicina y, de forma clara, queden expresados los valores y la importancia que Dios le atribuye.
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1 Corintios 6:19 y 20)
Conectado a Dios, el cristiano dispone dos condiciones especiales para vivir con salud: la primera es que él tiene acceso a las orientaciones escritas en la Palabra de Dios. Y la segunda condición es disponerse al poder de Dios para practicar, actuar y realizar los cambios necesarios del día a día, renunciando a los placeres que son perjudiciales. Por eso, puede afirmarse que el cristiano está en una condición privilegiada.
No se olvide que cuidar el alma y el cuerpo son actitudes importantísimas para tener una calidad de vida ideal con Dios y consigo mismo.
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